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Lanzan programa que busca fortalecer 20 cooperativas y 600 recicladores de base en todo el país

Lanzan programa que busca fortalecer 20 cooperativas y 600 recicladores de base en todo el país

  • En el marco del Día Mundial del Reciclador de Base, el gremio y Fundación Coca-Cola se unieron con el objetivo de recolectar 1.000 toneladas de residuos para el 2024.

En Chile, 60 mil recicladores de base se encargan de recolectar aproximadamente el 70% de los residuos domiciliarios, según un comunicado de Coca-Cola Chile. Desde su puesta en vigencia en 2023, la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) ha buscado abrir nuevas oportunidades hacia un reciclaje más inclusivo, donde los recicladores de base puedan crecer y profesionalizar su labor dentro de la cadena nacional de reciclaje.

Para avanzar en esta línea, la Asociación Nacional de Recicladores de Base de Chile (Anarch) anunció la alianza público-privada «Aliados por un reciclaje + cooperativo». La iniciativa, con la colaboración de Fundación Coca-Cola y otros organismos, apoyará a 600 recicladores de base en 20 cooperativas de diez regiones del país y aumentará la recolección de 1.000 toneladas de residuos durante el 2024, principalmente plástico PET.

«Aliados por un reciclaje + cooperativo» será financiado por Fundación Coca-Cola, con el objetivo de fortalecer las capacidades, infraestructura y negocios de 15 cooperativas de recicladores de base existentes, así como para la creación de cinco nuevas. La iniciativa cuenta, además, con el respaldo de aliados locales y otros actores clave del ecosistema del reciclaje, como La Ciudad Posible, el Sistema Coca-Cola de Chile, la planta Botella por Botella Re-ciclar, Fundación Moisés Bertoni, Latitud R y Araucanía Hub.

La formalización de esta alianza se realizó el pasado 1 de marzo durante la conmemoración del Día Mundial del Reciclador de Base, en el Punto Limpio “Juan Antonio Ríos” ubicado en Independencia, en Santiago.

El subsecretario de Medio Ambiente, Maximiliano Proaño, señaló que “estamos muy contentos por la firma de este convenio que fortalece la cooperatividad, las capacitaciones y las condiciones en que se realiza esta actividad. Es fundamental que en el proceso de implementación de la Ley REP se realicen este tipo de alianzas junto a empresas, recicladores de base y el Ministerio del Medio Ambiente, de los cuales se releva el rol de los recicladores de base”. 

El proyecto capacitará, formalizará y profesionalizará la labor de los recicladores de base, además de aumentar las tasas de recolección de residuos. Esto se logrará dotando de mayor infraestructura y equipamiento, la incorporación de estándares de calidad en la gestión del reciclaje, y la formación, coordinación y acompañamiento necesarios, como, por ejemplo, la elaboración de planes de negocio y logística para asegurar la recolección de más material y nuevos ingresos. 

Soledad Mella, presidenta de Anarch, dijo que “este proyecto representa un hito en nuestro trabajo de muchos años, junto con Coca-Cola Chile. Esta inversión es significativamente mayor, ya que se dirige directamente a los recicladores de base, especialmente a las cooperativas”.

En la misma línea, la gerente de Comunicaciones y Sustentabilidad de Coca-Cola Chile, Valentina González, aseguró que “creemos firmemente en la importancia del trabajo colaborativo para avanzar hacia un Chile sin residuos. A través de esta alianza público-privada fortalecemos la labor de los recicladores de base, que tienen una labor fundamental en el aumento en la recolección de residuos, y la cadena de reciclaje en el país”.

La iniciativa impactará a 20 cooperativas de recicladores de base, que fueron creadas en 2022 y 2023. Este programa posee un importante carácter territorial, ya que apoyará a organizaciones en diez regiones del país: Arica y Parinacota, Atacama, Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso, Biobío, La Araucanía, Los Lagos, Los Ríos y la Región Metropolitana. 

En la foto, de izquierda a derecha: Mayling Yuen, de La Ciudad Posible; Sonia Reyes, seremi del Medio Ambiente de la Región Metropolitana; Soledad Mella, presidenta de Anarch; Maximiliano Proaño, subsecretario del Medio Ambiente; Valentina González, gerente de Comunicaciones y Sustentabilidad de Coca-Cola Chile; Gonzalo Durán, alcalde de Independencia; Javier Fuentes, gerente general de ReSimple; y Manuel Ugarte, gerente de Abastecimiento y Logística de Re-Ciclar.

La cultura de un sólo uso: llegó la hora de la acción

La cultura de un sólo uso: llegó la hora de la acción

  • Por Sebastián Carvallo, subdirector de Producción Sustentable de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático (ASCC).

Desde que comenzaste a leer esta columna, demorarás alrededor de dos minutos en llegar al final. En ese tiempo, en Chile se habrán generado 76 toneladas de residuos que irán a parar a vertederos o rellenos sanitarios. Somos uno de los países de Latinoamérica que más basura genera, cerca de 20 millones de toneladas al año. ¡No es sostenible!

Una herramienta fundamental para hacer frente a esta emergencia es la Ley 21.368 que regula la entrega de plásticos de un sólo uso y las botellas plásticas, promulgada en agosto del 2021 y que actualmente se encuentra en la segunda etapa de implementación. 

En la primera etapa, que comenzó en febrero del 2022, se prohíbe la entrega de plásticos de un sólo uso, principalmente para el sector gastronómico. Así, se dio paso a los productos diseñados para ser compostados a nivel domiciliario o industrial y que estén certificados por el Ministerio del Medio Ambiente. La segunda etapa se inició en agosto pasado, obligando a los comercios a ofrecer y recibir botellas retornables. 

Hoy, nos encontramos a unos meses de la entrada en vigencia de la tercera etapa de la Ley. A partir de agosto del presente año quedará prohibida la entrega de cualquier producto de un sólo uso destinado al consumo dentro de los establecimientos de expendio de alimentos que no sea reutilizable, independiente de si es plástico o no. Leyó bien, ya no hablamos únicamente de plástico, sino de todos los productos que se usen una sola vez. 

Esta tercera fase es sin duda la más desafiante. Lo que para los consumidores será un ajuste, para las empresas gastronómicas se trata de un esfuerzo muy significativo que como sociedad debemos valorar. Habrá que modificar infraestructura, incorporar costos nuevos y educar a los clientes. Sin duda es una tarea muy difícil,  pero extremadamente necesaria. Sabemos que en la industria las realidades de cada establecimiento son distintas y es importante que la normativa contemple esas diferencias.  

Ya no se trata de que una cuchara esté libre de plástico y sea compostable, ahora debemos velar como sociedad que esa cuchara no termine en un vertedero, bajo toneladas de basura, transformando su descomposición en metano, un gas de efecto invernadero más dañino que el CO2.  Si es compostable, habrá que compostarla. Suena simple, pero requiere de la coordinación de diferentes actores, la creación de mercados secundarios para estos productos y un aumento de la conciencia social. 

Chile ha sido pionero en la región al implementar regulaciones significativas para la gestión de residuos. Además de la ley que regula la entrega de plásticos de un sólo uso, se suma la de Responsabilidad Extendida del Productor. Al mismo tiempo, existen proyectos de ley destinados a facilitar la  valorización de los residuos orgánicos, promover el trabajo de prevención y reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos, así como iniciativas para la gestión de residuos en sectores como la construcción y textiles, entre otros. 

No me extiendo más, porque el cronómetro sigue corriendo y las toneladas de residuos se siguen acumulando. La triple crisis ambiental parece inevitable, pero estoy convencido de que el trabajo público privado coordinado, serio y con altura de miras permitirá hacerle frente de forma responsable y justa. 

Movistar Chile Open 2024 buscará ser un torneo Cero Residuos y Carbono Neutral

Movistar Chile Open 2024 buscará ser un torneo Cero Residuos y Carbono Neutral

  • Con la asesoría de Ambipar Environment, el ATP250 de Santiago, el evento tenístico que parte hoy, presentó su plan integral de gestión ambiental, con el fin de reducir al máximo su impacto y contribuir a una economía circular.

Hasta el domingo 3 de marzo se disputará en San Carlos de Apoquindo, el campeonato de tenis Movistar Chile Open 2024 contará con un plan integral de gestión ambiental para lograr un nuevo estándar en Sudamérica en materia de torneos ATP, y que involucrará activamente al público asistente.

“Parte de nuestro objetivo, es mejorar la calidad de vida de las personas y también destacar nuestra ciudad. Somos un evento 360, que incorpora lo deportivo, la entretención, lo social y que busca ser cada vez más sostenible. Unirnos a Ambipar será clave para alcanzar la meta de cero residuos y continuar midiendo nuestra Huella de Carbono como lo hicimos el 2022. Medirnos nos permite ser más conscientes del impacto de un evento de esta envergadura y realizar mejoras permanentemente”, señala Catalina Fillol, directora del torneo.

La empresa Ambipar Environment es el socio estratégico a cargo de codiseñar y ejecutar esta iniciativa, que tendrá dos pilares principales. El primero consiste en implementar una gestión de los residuos sólidos generados en el evento, que maximice la valorización a través del reciclaje y otras tecnologías que eviten la eliminación en rellenos sanitarios. 

Esto se materializará con la instalación de cuatro puntos limpios que permitirán la segregación inicial de materiales reciclables, compostables y con potencial energético, que posteriormente serán sometidos a procesos de clasificación y pretratamiento, antes de su valorización final, con el objetivo de llegar a ser un evento “cero residuos a eliminación”. Cada punto limpio, además, contará con monitores para enseñar al público sobre la correcta segregación de los residuos y sobre su posterior tratamiento y valorización.

Según Leonardo Curotto, gerente Comercial de Ambipar Environment, esta versión del Movistar Chile Open marcará un hito en la forma en que se gestionan los residuos generados durante los nueve días de competencia. Los residuos serán clasificados y pretratados fuera del recinto, en la planta de clasificación y pretratamiento de Ambipar en Quilicura, que se encuentra en periodo de pruebas industriales antes de su entrada en operación.

“La experiencia de trabajar con el Movistar Chile Open será una excelente oportunidad para lograr sinergias entre el deporte y la gestión de residuos. Nuestra planta cuenta con la tecnología más avanzada de Sudamérica para estas operaciones y buscamos aprovechar estas nuevas capacidades para simplificar la experiencia del público y alcanzar el objetivo del ´cero residuos´ de manera conjunta, transformándolos en materia prima para el reciclaje, compostaje o valorización energética, enviándolos a empresas valorizadoras que cuenten con las autorizaciones ambientales y sanitarias correspondientes”, explica Curotto.

El segundo pilar del trabajo de Ambipar Environment será medir, registrar y verificar la huella de carbono de este torneo, a través de la cuantificación de las emisiones, directas e indirectas de gases de efecto invernadero (GEI) asociadas al evento, incluyendo también aquellas emisiones mitigadas a través de la valorización de residuos.

ATP Chile Open y Ambipar
Equipos del ATP Chile Open y Ambipar Environment en la planta de clasificación y pretratamiento de residuos en Quilicura.

Recoleta y GIRO avanzan en servicio de reciclaje puerta a puerta para más de 10 mil viviendas

Recoleta y GIRO avanzan en servicio de reciclaje puerta a puerta para más de 10 mil viviendas

  • El servicio beneficiará a más de 40 mil vecinos de la comuna, quienes podrán entregar al camión recolector envases de vidrio, plástico, aluminio, tetra pack, papeles y cartones, en una primera etapa. Las rutas serán coordinadas entre el municipio y el sistema de gestión.

La Municipalidad de Recoleta y el sistema de gestión Giro firmaron un convenio de colaboración, que permitirá extender el reciclaje domiciliario a más de 10 mil hogares durante este 2024. Un moderno camión de reciclaje cubrirá el área, pasando una vez por semana para recolectar vidrio, papel, cartón, plástico, latas y cartón para líquidos en una primera etapa.

La alianza beneficiará a más de 40 mil vecinos de la comuna, quienes ahora podrán acceder al servicio de reciclaje en la puerta de sus hogares, contribuyendo de esta manera a revertir las estadísticas que indican que un alto porcentaje de personas no recicla debido a la falta de puntos limpios cercanos o servicios de recolección domiciliaria.

Según el estudio «Reciclando-Ando» de GfK Chile y la iniciativa Circula el Plástico, de Fundación Chile, si bien el 55% de las personas en Chile estaría dispuesta a llevar la basura a los puntos de reciclaje, la principal barrera para no hacerlo es la infraestructura disponible: un 62% no lo hace porque no tiene un centro de acopio cerca, un 43% debido a que no tiene espacio para separar en la casa y un 41% por falta de servicios de recolección domiciliaria.

La recién estrenada Ley del Reciclaje, que entró en operación en octubre del año pasado para la categoría Envases y Embalajes, establece que las empresas que introducen al mercado más de 300 kgs de envases al año deberán gestionar su reciclaje post consumo. En ese marco, la ley faculta a las municipalidades de todo el país a establecer convenios de colaboración con sistemas de gestión, como ReSimple o Giro. Según el reglamento que regula la aplicación de la norma, este año todas las comunas con más de 100 mil habitantes, considerando la población flotante, estarán obligadas a instalar puntos limpios para recibir y almacenar residuos de envases. Asimismo, la recolección domiciliaria, puerta a puerta en cada hogar, deberá cubrir el 20% de las viviendas del país en 2024.

En el caso de Recoleta, con el recién firmado convenio, Giro coordinará las rutas de recolección junto al municipio para cumplir con esta responsabilidad. En el sistema de gestión municipal, también participa la cooperativa de reciclaje ReciGO.

Nelson Urra, gerente general de Giro, señaló que “estamos muy contentos por la firma de este convenio que nos permitirá llevar el servicio de reciclaje de envases y embalajes a los hogares de los vecinos de Recoleta. Esto significa un tremendo paso para avanzar hacia una comuna ambientalmente sostenible y comprometida con el reciclaje; tarea en la que ha sido fundamental el interés y el trabajo del municipio por concretar esta alianza, donde esperamos ir aumentando el número de hogares atendidos en los próximos años”.

El reciclaje domiciliario partió como proyecto piloto en el barrio Lemu, de Recoleta.
Ambipar se alista para inaugurar la planta de clasificación de residuos más moderna de Sudamérica con inversión de US$ 25 millones

Ambipar se alista para inaugurar la planta de clasificación de residuos más moderna de Sudamérica con inversión de US$ 25 millones

  • Fuimos el primer medio en visitar las “pruebas en caliente” de estas instalaciones, que tendrán una capacidad para procesar 60 mil toneladas de residuos, siendo un eslabón clave para el reciclaje en Chile y el cumplimiento de las metas de la Ley REP.

Por Claudio Macías P.

Está todo listo para encender los motores de la planta de clasificación y pretratamiento de residuos semiautomatizada, que pretende darle más velocidad a la cadena del reciclaje en Chile. “A fines de marzo esperamos inaugurar, una vez que recibamos la autorización sanitaria”, así de optimista -y contento- está Andrés Jensen, gerente Corporativo de Desarrollo y Nuevos Negocios de Ambipar Environment para América Latina, cuando nos cuenta los preparativos que faltan para el inicio de la operación de la que define como la “planta más moderna” de Sudamérica.

Con una inversión de US$ 25 millones, Ambipar Group -consorcio brasileño de gestión ambiental- heredó este proyecto una vez que adquirió a la chilena Disal en el 2021, convencidos de que el avance de la Ley REP y los acuerdos de producción limpia que la industria estaba llevando adelante, les permitiría aportar a la cadena de gestión de residuos un eslabón clave para que el sistema funcione de manera eficiente dado los grandes volúmenes de tratamiento de residuos que exigiría la ley del reciclaje, recientemente estrenada en Chile. 

“Para envases y embalajes, la forma óptima -o bien la que genera mayores eficiencias- en la cadena del reciclaje es con una segregación gruesa en el origen”, aclara Jensen. Y explica que en los hogares, con este tipo de plantas de clasificación semiautomatizadas, basta con separar todo lo reciclable al menos en dos flujos: envases livianos y vidrios. Por envases livianos se incluyen las botellas de plástico, latas de bebidas, empaques de alimentos como arroz y fideos, hojalatas de atún y el tetra pack, entre otros, incluyendo también papeles y cartones.

“Esto hace que la logística sea mucho más eficiente. Si pretendemos que todos los volúmenes que involucra la Ley REP se recojan mediante puntos limpios o que en la casa se generen siete u ocho líneas distintas, es muy difícil logísticamente. Y sin mencionar la huella carbono si debo tener un camión para cada tipo de material”, agrega el ejecutivo.

Piensa Circular fue el primer medio de comunicación en conocer la planta y presenciar las “pruebas en caliente”, ubicada en un terreno de 2 hectáreas en el sector industrial de Quilicura, al norte de Santiago. 

“Esperamos valorizar el 94% de los residuos”

Jensen, quien ha liderado el proyecto desde el 2018, nos muestra cada una de las instalaciones. La planta tendrá tres grandes procesos, que permitirán valorizar el 90% de los residuos que recibirán. “Esperamos llegar a un 94% y, de esa forma, minimizar lo que tengamos que enviar al relleno sanitario”, añade, al mismo tiempo que indica que por eso son claves la buena gestión de reciclaje en el origen y el diseño sostenible que hagan los fabricantes.

La planta tendrá una capacidad de procesamiento de hasta 60 mil toneladas al año, cifra autorizada por la resolución ambiental. 

La estrella es el sector de la clasificación semiautomatizada, que tiene una capacidad autorizada para procesar hasta 40 mil toneladas al año. “No existe en Sudamérica otra planta con esta combinación de tecnologías. Inauguraremos una planta de estándar europeo”, señala Jensen.

La tecnología del sistema de clasificación permite separar de forma automática seis de los nueve tipos de materiales que segregarán. Jensen explica que, dependiendo de la programación del sistema, en principio serán los plásticos PET (botellas de bebida), el polietileno de alta densidad o HDPE (como envases de detergentes), polipropileno (las tapas de bebida, por ejemplo), chatarra ferrosa, aluminio y fibras (cartón y papel). Los otros serán separados de forma manual. 

Luego de una primera trituración gruesa, el material es conducido por una correa transportadora hacia una máquina, denominada “separador balístico”, que en base a inclinación y movimientos elípticos de varias pistas provoca que los materiales 2D (como papeles, cartones y bolsas) asciendan, mientras que los 3D (con volumen) rueden y caigan por gravedad. 

Los materiales con volumen, aún mezclados, siguen por correas transportadoras, donde un imán separa los metales ferrosos. Luego, un equipo -el más moderno de la instalación- lee de forma óptica cada pedazo de residuo que va circulando y, de acuerdo a parámetros previamente definidos (de densidad principalmente), los separa mediante un disparo de aire comprimido, a una alta velocidad, pudiendo identificar los diferentes materiales existentes, incluyendo los tipos de plástico, el aluminio, el tetra pak y otros.

Una vez separados, los materiales puros son apilados en silos, que luego son enfardados y quedan listos para ser enviados al valorizador y puedan ser finalmente reciclados. “Una vez que el valorizador los recibe (la empresa que fabrica las botellas PET o la que produce pellets de un tipo de plástico), recién ahí se cumple la meta de valorización que exige la Ley REP. Nosotros somos un intermediario que le agrega eficiencia a la cadena”.

Pretratamiento

Los otros dos procesos son para efectuar un pretratamiento a materiales que no son reciclables por diferentes motivos. “Basado en experiencias de plantas europeas similares, entre un 25 a 30% de la mezcla de residuos de envases y embalajes que recibiremos será rechazo, es decir, material que no se puede reciclar”, explica Jensen. 

El segundo proceso está basado en una máquina, con una capacidad autorizada de hasta 15 mil tons. al año, que tratará los envases que han contenido sustancias peligrosas, como agroquímicos, pesticidas, aceites o algún tipo de hidrocarburo, y además lo que se llaman “destrucciones certificadas”, como artículos que tienen imagen corporativa, etiquetas, envases fallados o medicamentos vencidos. “Todos estos materiales se mezclan, se trituran y se les da una homogeneidad”, detalla el ejecutivo.

Esta mezcla homogénea es empleada por la industria del cemento como combustible, permitiendo reemplazar al petróleo. En Chile, Jensen comenta que hoy las cementeras están logrando tasas de reemplazo de entre 10 y 15%, mientras que en Europa se llega a niveles de 60% y países como Suecia incluso alcanzan un 90%.

“En sus calderas, las cementeras llegan a temperaturas muy altas (cercanas a los 2 mil grados celsius), por mucho tiempo, además de que emplean tecnologías que dan garantías de las emisiones al aire, reguladas por la autoridad”, aclara Jensen. Sin embargo, el ejecutivo lamenta que para efectos de la Ley REP este tipo de valorización de residuos, convertida como combustible, no permite cumplir las metas de valorización para envases y embalajes de origen domiciliario. 

Máquina que permite separar el «producto» del envase, lo que permite reciclar productos vencidos, dañados o sacados del mercado por motivos comerciales.

Finalmente, el tercer proceso es una máquina con capacidad autorizada para 6 mil tons. al año, que permite recibir inventarios obsoletos de productos, y separar el “producto” del envase, como por ejemplo chocolates, latas de bebidas, papas fritas, leches, quesos, etc. En la mayoría de los casos, son productos orgánicos, a excepción de cosméticos, jabones y artículos de limpieza. 

Dependiendo del tipo de producto, es el destino que tendrá. Si son latas de bebidas, el aluminio se va al reciclaje y el líquido se trata como residuo orgánico. Lo que no se pueda reciclar, se convierte en combustible para la industria cementera.

La proyección de Jensen es que la planta estará operando al 100% al 2027. Eventualmente, pueden aumentar la producción con un tercer turno de trabajo (dejando algunas horas del día para limpieza y mantención), pero más bien los ojos de la empresa están en crecer en otros procesos de la cadena, como por ejemplo producir pellets de algún material que tenga una salida rentable al mercado. 

También están trabajando en dos proyectos similares de clasificación, con procesos mecánicos y manuales al inicio, en Iquique y Puerto Montt, pensado para clientes industriales. Además de seguir observando el mercado para nuevas adquisiciones, como la reciente compra de la empresa colombiana de servicios ambientales Ecopositiva.

Andrés Jensen, Ambipar
Andrés Jensen, gerente Corporativo de Desarrollo y Nuevos Negocios de Ambipar Environment para América Latina.

Sin embargo, alerta que aún faltan muchas inversiones por realizar en el país para que la cadena del reciclaje pueda hacerse cargo de lo que la ley exige. Para el 2034, cuando se alcance el peak de las metas de reciclaje y valorización, se necesitarán ocho plantas como ésta sólo en la Región Metropolitana. “Para ese año, los volúmenes serán de 500 mil tons. aproximadamente. Hoy estamos con una demanda de 100 mil tons, pues las metas son bajas, de entre 3 y 5%. Así y todo, el sistema ya está asfixiado”.

Inmediatamente, Jensen subraya que “está asfixiado por dos razones: uno por la capacidad física de toda la cadena de reciclaje de hacer el trabajo y otra porque estamos todos aprendiendo al mismo tiempo”. De hecho, previene que hay asuntos del reglamento que fija las metas de reciclaje y valorización para envases y embalajes (el DS-12 del MMA) que deben ir siendo monitoreados por la autoridad, como por ejemplo que “se reconozca la valorización energética de los residuos o la duración de los contratos a 15 años cuando aún los diferentes actores no tiene claro la estructura de costos de sus procesos”.