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Santiago Industria Circular

La necesidad de más empresas y ciudadanos responsables y conscientes

May 16, 2024

  • Por Gerardo Wijnant, consultor en Sostenibilidad y Nuevas Economías.

¿Es posible imaginar que exista un número creciente de ciudadanos que, en su rol de consumidores, puedan ser más conscientes y responsables en su consumo y que al margen del precio y/o marca, guíen su instinto comprador bajo otros parámetros? ¿Alguna vez, tras adquirir un bien o producto, nos detenemos a pensar en los procesos y/o las consecuencias que se han generado en su elaboración y en particular, si el trabajo que conlleva se ha remunerado de forma justa? 

Iguales preguntas son válidas para las empresas y organizaciones que son también grandes consumidores de materias primas, productos y servicios necesarios, para poder elaborar los productos finales que colocan en los mercados. 

Generalmente no nos planteamos semejantes cuestionamientos. El presupuesto personal o las exigencias de rentabilidad en las empresas, no nos permiten pensar mucho en esto y entonces mantenemos conductas que impiden que las sociedades puedan ser más justas y equitativas. Pues bien, existen varias expresiones de nuevas economías que sí lo contemplan y consideran, y entre ellas el comercio justo o fair trade, que lentamente se ha ido posicionando en el mundo y permeando, con estas inquietudes, a muchas comunidades y empresas, demostrando que se puede ser rentable sin dejar de considerar la ética en las decisiones de todo orden.

¿De qué hablamos cuando hablamos de comercio justo?

Lo que pretende el comercio justo es acercar lo más posible el productor al consumidor, sea este último una persona que requiere de múltiples productos para su vida, o una empresa, que necesita insumos para sus procesos de producción, de manera tal que se satisfagan las necesidades de adquirirlos, pero que, a la vez, se pueda percibir que con las compras de estos se está contribuyendo a un mundo mejor, pues el productor de base estará recibiendo un pago digno o justo por el trabajo que desarrolla.

Este esquema ha ido creciendo en el mundo tras la constatación del gran desastre ecológico y social que vive el planeta por una excesiva concentración de riqueza y por un extractivismo que nos ha generado grandes problemas. Por ello, el comercio justo es una buena respuesta a los objetivos de un desarrollo sostenible y regenerativo y es en los productos del agro en donde más se ha desarrollado. Café, cacao, miel, berries, frutos secos, vino y muchos otros productos derivados o procesados, tienen hoy nomas especificas bajo el esquema de comercio justo para asegurar la trazabilidad en sus condiciones sociales y ambientales de producción.

A la pregunta inicial, hoy tenemos buenas noticias.  Existen varias agrupaciones o cooperativas de consumidores que están buscando ser sostenibles y que buscan un consumo más consciente y, por otro lado, hay más empresas que trabajan con una conciencia más clara de lo que es la sostenibilidad y lo que significan las cadenas de valor responsables.

Las empresas deben y pueden trabajar con herramientas de marketing adecuadas que permitan hacer entender a los consumidores que no da lo mismo adquirir un producto A o un producto B. Al respecto, hace un tiempo nos tocó elaborar un estudio para el Ministerio de Economía, sobre caracterización del comercio justo y propensión a un consumo responsable que identifica una gran cantidad de segmentos de consumidores interesados en compras responsables, pero a los que les falta más información para poder canalizar sus decisiones. Al mismo tiempo, y desde las empresas, se deben incorporar variables éticas en la evaluación de proyectos, es decir, cómo se aprecia un proyecto tratando de maximizar utilidades y minimizar costos, pero sujeto a un buen impacto social y ambiental.

Lo que nos tiene mal como comunidad es disociarnos. Cuando las personas, instituciones y empresas se disocian de una realidad y no entienden que son parte de un todo es donde tenemos los mayores desequilibrios. En medio del predominio de una mirada individualista, lo importante es nuevamente integrar el impacto de mi acción empresarial hacia todo el contenido que eso tiene, lo que se relaciona con el origen de lo que es ser empresa, que no significa ganar más utilidades por una acción, sino que desarrollar una actividad que tenga un sentido y que sirva a la sociedad, al bien común. El empresario más exitoso, por tanto, no es el que obtiene mayores utilidades, sino el que logra ser sostenible y que más aporta al bien común general de manera comprobable.

Afortunadamente hoy existe un consumidor más preocupado de la ética, la transparencia y la sostenibilidad de las empresas, y aquellas que no se sumen a en el mediano plazo a un esquema de mayor sostenibilidad, van a tener problemas de acceso al mercado, frente a una generación de personas mucho más informadas y que toman decisiones mucho más conscientes.

¡Que viva el comercio justo!

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