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Santiago Industria Circular

El dilema de los plásticos problemáticos: El caso del poliestireno

Oct 19, 2023

Por Magdalena Balcells, gerenta general de la Asociación Gremial de Industriales del Plástico (Asipla).

En el amplio universo de términos que contempla la jerga de economía circular, desde hace un tiempo hemos comenzado a escuchar que se habla de los “plásticos problemáticos”. ¿Qué se entiende por este concepto? En simple, se trata de aquellos plásticos usados de manera excesiva o innecesaria, que, además, tienen una corta vida útil y difícil reciclabilidad o reusabilidad.

Cuando nuestro objetivo como ASIPLA -y creemos que el de todos quienes nos leen- es avanzar en políticas públicas e iniciativas que vayan pavimentando el camino hacia la sustentabilidad de los materiales, su consumo responsable y la correcta gestión de los residuos, tiene sentido pensar en la elaboración de una lista de “plásticos innecesarios o problemáticos”, porque la realidad es que todavía se encuentran más casos de los que quisiéramos de sobreembalaje, uso de resinas y mezclas de materiales difíciles de reciclar, aun cuando existen buenas alternativas de reemplazo y opciones monomaterial.  

Así, hemos visto imágenes irrisorias de mandarinas peladas envueltas en film plástico en los supermercados o paquetes de pañuelos embalados excesivamente en distintas capas de materiales, lo que tampoco tiene sentido y requiere, sin duda, ser repensado con lógicas de ecodiseño.

No pasa lo mismo cuando el producto en sí mismo no tiene barreras que lo protejan y, necesariamente, se le debe asegurar su conservación. Si a eso le sumamos que el plástico que lo contiene es reciclable, y tiene un flujo de gestión de sus residuos consolidado, entonces nadie piensa que sea un material problemático.

La necesidad de usar plásticos en el sector de envases y embalajes es una realidad ampliamente aceptada, ya que no existe una alternativa que ofrezca los mismos atributos de durabilidad, resistencia, costo-eficiencia, conservación y protección de productos como alimentos, medicamentos, artículos de aseo, etc. 

Por lo mismo, es muy importante que, al hacer la discriminación entre un “plástico problemático y uno “necesario”, primen los criterios técnicos y la capacidad de proyectar a futuro la innovación tecnológica de la industria, ya que nos encontramos frente a un escenario dinámico, que ofrece cada vez más y mejores opciones para avanzar hacia la economía circular. Dicho esto, es muy probable que lo que hoy se considera problemático o innecesario, en pocos meses se convierta en un plástico igual de valorizable que el codiciado PET.

Eso es lo que esperamos que ocurra con el Poliestireno de Alto Impacto (PAI) que se utiliza para envasar yogurt, que en la actualidad está ad-portas de entrar en la “lista negra” de los plásticos, pero técnicamente hablando, es un gran candidato para la circularidad perfecta. 

Tras 4 años de trabajo colaborativo liderado por ASIPLA, en el que participaron las principales empresas lácteas del país -Soprole, Watt’s, Nestlé y Colún-, la empresa transformadora de envases plásticos Coexpan, la empresa de reciclaje REPS (ex Cono Sur), y el Centro de Innovación de Envases y Embalajes Laben Chile, de la USACH, entre otros actores de la cadena de valor, los envases de yogurt podrán incorporar un porcentaje considerable de material reciclado posindustrial en láminas de estructura A-B-A, donde A corresponde a resina virgen y B a resina reciclada.

Luego de realizar pruebas técnicas en Chile y España, en las que se expuso el material a distintos contaminantes químicos, llegaron a resultados que cumplen con los requerimientos de inocuidad y performance mecánica para estos envases en contacto con alimento, en línea con las exigencias de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).

Esta primera etapa de pruebas técnicas realizadas a nivel local sienta las bases de la economía circular del PAI, reafirmando que este material puede tener nuevas vidas, gracias a su potencial de reciclaje y la posibilidad de reincorporarlo en un proceso de circularidad perfecta. 

Asimismo, nos invita a replantearnos el concepto de “plástico problemático”, preguntándonos ¿es la materialidad la que genera el problema o lo son algunas aplicaciones en particular? Nosotros creemos que el plástico en sí mismo no es lo problemático, sino su mala utilización y consumo irresponsable.

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