Por Gabriel Fonzo, CEO de Integrity.
Quedan sólo dos meses para que la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) comience a operar sobre envases y embalajes, un hito clave para impactar las nuevas metas de reciclaje que contempla la normativa. Si bien fue hace dos años que la Ley REP entró en vigencia, obligando a las empresas importadoras de neumáticos a recolectar y reciclar el 90% de dichos productos, lo que ocurrirá en septiembre es el verdadero debut, ya que el sector de envasado y empaquetado es responsable de casi el 40% de la producción total de plásticos a nivel global.
Así, a 60 días, hay materias que preocupan. Por una parte diversos actores han alertado sobre la tardanza en la conformación de los Grandes Sistemas de Gestión Domiciliarios (GRANSIC) que, financiados por los fabricantes, importadores y distribuidores de envases y embalajes, ejecutarán las actividades de recolección en los territorios.
Sin embargo, lo más alarmante es el poco conocimiento e identificación de la ciudadanía con la iniciativa. De hecho, según una medición de Cadem, 8 de cada diez chilenos ni siquiera ha oído hablar sobre la Ley de Reciclaje y apenas un 5% señala estar informado. Si queremos capitalizar realmente la que ha sido llamada la mayor política medio ambiental del país en el último período, es crucial que las personas reciclen más y mejor. Para eso, no sólo se deben reforzar campañas educativas, sino además entregarles certezas en torno a la disposición final de sus residuos y facilitar al máximo la tarea.
Más allá de la Ley, en este contexto cabe preguntarnos, ¿qué hay detrás de las bajas tasas de reciclaje? Desde mi perspectiva no se trata de falta de voluntad, sino de un tema económico. Lamentablemente reciclar no es negocio y, por tanto, no lograremos que las personas y las empresas lo incorporen en su día a día si no se establecen beneficios monetarios para quienes reciclen y, a su vez, desincentivos para quienes no sigan ese camino.
Mientras siga siendo lo mismo comprar un producto elaborado de plástico virgen que uno hecho de material reutilizado, difícilmente podremos impulsar un cambio de la magnitud que la problemática requiere. A su vez, sí es igual botar toda mi basura junta que gestionarla correctamente, la mayoría optará por el camino cómodo y fácil sin vislumbrar las consecuencias de su actuar.
Hoy, para fabricar los populares envases para sushi, frutas o tortas a partir de plástico PET reciclado tenemos que importarlo, porque los volúmenes a nivel nacional no son suficientes. Las cifras no mienten: la tasa de reciclaje efectiva no supera el 10%. Frente a esto la OCDE ha sido clara: es urgente crear un mercado de plásticos reciclados que funcione de manera óptima, fijar objetivos de contenido reciclado e invertir en tecnologías que puedan hacer ese producto más competitivo y rentable.
En definitiva, el gran desafío de la Ley REP, dejando a un lado las formalidades, es el alto nivel de coordinación público privada que requiere, pues para su éxito deben combinarse efectivamente esfuerzos de las empresas, municipalidades y gobierno central. Sólo de esa forma podremos pasar de la teoría a la acción, alcanzar las metas de revalorización y comenzar a transformarnos, realmente, en un país que recicla.