Por Magdalena Balcells, gerenta general de la Asociación Gremial de Industriales del Plástico (Asipla).
Cuando pensamos en cuidar nuestro planeta, probablemente muchos se imaginan que, si elimináramos gran parte de los plásticos, se acabarían los problemas ambientales y el calentamiento global. Ojalá fuera así de fácil, pero al tratarse de un problema tan complejo, es ingenuo pensar que la solución es simple o única.
Para abordar ese nivel de complejidad, se han ido desarrollando mecanismos que permiten medir el impacto ambiental que generan los distintos productos. Una de estas herramientas -ampliamente validada- es el Análisis de Ciclo de Vida (ACV), que consiste en medir el impacto de todas las fases por las que pasa un producto: desde la extracción de las materias primas para fabricarlo, la producción, la distribución, llegando incluso a medir el impacto de su posible uso y tratamiento en el fin de su primera vida.
Uno de los principales hallazgos de este análisis es que para conocer el impacto real de cualquier producto es fundamental enfocarse en todos los aspectos y etapas involucradas en su fabricación y consumo, no basta con enfocarse en un único aspecto, como, por ejemplo, el material con que se fabrica.
Dicho lo anterior, los quiero invitar a hacer el siguiente ejercicio de reflexión. ¿Cómo se imaginan que sería un mundo sin plásticos y cuál sería su impacto ambiental? Probablemente tendríamos que ir con mayor frecuencia a comprar víveres y botaríamos mucha comida, porque se nos echaría a perder más rápido. Hoy cerca de un 30% de los alimentos a nivel mundial se desperdicia y según el informe “The Food Wastage Footprint”, de la Organización de Naciones Unidas, la huella de carbono asociada equivale a 3.300 millones de toneladas de dióxido de carbono. Los envases plásticos tienen propiedades de conservación que les permiten extender la vida útil de los alimentos por sobre otras alternativas de empaque. Así, por ejemplo, una mayonesa puede durar meses en la góndola del supermercado sin refrigeración, en vez de un par de días si estuviera envasada en otro material.
Los plásticos también juegan un papel muy importante en otros sectores productivos, como la construcción, tanto a nivel de reducción de costos y durabilidad de los materiales (tuberías, cables, enchufes, interruptores, entre otros), como por sus atributos de aislación térmica. Y, justo por eso, se usan cada vez más los paneles SIP y los perfiles de ventanas de PVC, entre otras aplicaciones, que además de ayudarnos a bajar la cuenta de la calefacción, nos permiten ser más eficientes en el consumo de energía en nuestros hogares.
Y hablando de energía, veamos otro ejemplo cotidiano, ¿qué pasaría si sólo usáramos vidrio para envasar el agua, jugos o bebidas, y tuviéramos que transportarlo a lo largo del país? El vidrio -que es un gran material y con conocidos atributos-, también es significativamente más pesado, voluminoso y delicado que el plástico, por lo que requiere de más energía y emisiones de gases de efecto invernadero durante su transporte.
En 2018, la American Chemistry Association desarrolló un estudio llamado “Life Cycle Impacts of Plastic Packaging Compared to Substitutes in The USA And Canada. Theoretical Substitution Analysis” para saber cuál sería el impacto ambiental si se reemplazaran todos los envases plásticos por materiales sustitutos, utilizando la herramienta de ACV. Este informe concluyó que, en su uso como envases, los plásticos mostraron un menor impacto ambiental en todos los criterios analizados. Así, los plásticos presentaron un 67% menos de gasto de energía que los sustitutos, 83% menos de consumo de agua, 80% menos de peso en la generación de residuos sólidos, 74% menos de potencial de calentamiento global, 70% menos de potencial de acidificación, 98% menos de potencial de eutrofización, 68% menos de producción de smog y 74% menos de consumo se ozono.
Muchos de los plásticos presentes en nuestro día a día, especialmente aquellos reciclados, son una alternativa más sostenible a eventuales sustitutos que tienen mayor impacto ambiental en huella de carbono e hídrica. Lo anterior no significa que como industria seamos indiferentes a la contaminación por residuos plásticos. Por el contrario, somos muy conscientes de que cientos de toneladas de basura plástica va a parar a los océanos todos los años, contaminando nuestro entorno y trabajamos activamente junto a todos los actores relevantes de este complejo y amplio ecosistema, tanto a nivel nacional como internacional, para impulsar iniciativas integrales y políticas públicas efectivas y bien diseñadas, que fomenten el consumo responsable, equilibrado y consciente de los plásticos y de todos los materiales, con el fin de avanzar hacia la circularidad de los mismos y al cuidado sostenible de nuestro planeta.