Los Traperos de Emaús se establecieron en Chile en el año 1961, luego de un viaje de sus fundadores a París, donde residen las comunidades originales de traperos. Sin quererlo, impulsaron la economía circular y el reciclaje desde sus inicios rescatando artículos desechados por la ciudadanía. Hoy, han consolidado esta línea de trabajo a través del oficio de la trapería.
A finales de junio, una tragedia azotó a los Traperos de Emaús de Chile: su presidente y fundador falleció en medio de un incendio en su vivienda, en La Legua. José Aravena tenía 84 años y toda una vida dedicada a la labor de la trapería a través del grupo Emaús Las Urracas, que comenzó en 1958.
En el año 58, un grupo de estudiantes del sector de San Joaquín se juntó para la toma de terrenos de lo que hoy es La Victoria. Este primer trabajo sentó las bases para una organización que lleva más de 60 años realizando el oficio de trapería en las calles de Santiago, y que tiene relevancia a nivel internacional.
Los Traperos de Emaús nacen en Francia, y en el año 1959, el fundador de la organización vino a Chile invitado por -en ese entonces- el obispo de Valparaíso Raúl Silva Henríquez. Posteriormente a la reunión, la comunidad santiaguina viajó a París para aprender el oficio de los traperos.
Esta travesía se hizo prácticamente a dedo y llegaron en 8 meses al país europeo. Allí, los fundadores de la comunidad chilena vivieron durante un año. Este suceso fue clave para arraigar la organización en Chile, luego de haber adquirido todo el conocimiento de las comunidades originales parisinas.
Los viajeros retornaron a finales de 1961, al Zanjón de la Aguada, en Santiago. Desde entonces, los Traperos de Emaús en Chile no han cesado su trabajo de trapería. Este oficio se sostiene en la conciencia social de apoyo a los más necesitados y también en la motivación de vivir de su propio trabajo.

“Se recuperan a través del trabajo, personas y pertenencias”, dice Manuel Gavilán, secretario general de la Corporación Urracas, estamento que hoy organiza a las comunidades de Traperos de Emaús. Están compuestos por 4 Centros Urracas Emaús y 5 Comunidades de Trapería, donde cada una cuenta con una sala de venta de objetos en desuso.
En un principio, el oficio de la trapería rescataba artículos de aseo, ropa, alimentos y más cosas que pudieran ayudar ante cualquier emergencia que afectara al país. Sin quererlo, esta organización realizaba labores de reciclaje y revalorización de productos, transformándose en pioneros de la economía circular.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la percepción de los Traperos sobre el cuidado del medioambiente se volvió una materia obligada dentro de su trabajo. “Hace muchos años que estamos en la línea medioambiental. Hemos trabajado con organizaciones para desarrollar huertos, derivamos materias primas a plantas de reciclaje y revalorización. De hecho, cambiamos el término ‘reciclar’ por ‘recuperar’ en nuestro discurso”, afirma Gavilán respecto al cambio de paradigma de la organización.
Según el Secretario General, hace más de 15 años que la agenda medioambiental está presente en los procesos de la Corporación Urracas. Hoy por hoy, aparte de la labor tradicional de trapería, se han unido a varias iniciativas de distintas ciudades, pues tienen presencia en Temuco, Concepción y Talca, hacia el sur de Chile.
“Recuperamos refrigeradores y otros electrodomésticos, también estamos viendo la manera de recuperar los controles de televisión. Recogemos las cosas que la gente o empresas nos donan. Una vez que llegan seleccionamos las cosas que se pueden reutilizar de forma inmediata, otras que deben desarmarse o transformarlas, y las materias primas las distribuimos”, explica Gavilán.
La organización trabaja de manera intensa en terreno, para percibir las necesidades que se van produciendo en las comunidades. Así también, los municipios y otras organizaciones sociales que conocen la labor de los Traperos les llaman para hacer trabajo de apoyo.
“Nos enfocamos en trabajar con personas organizadas, es decir, cooperativas, sindicatos, organizaciones poblacionales, juntas de vecinos, entre otras”, dice el secretario general. De igual forma, realizan pequeñas alianzas con empresas que requieran apoyo logístico en tareas que tengan que ver con economía circular. Por ejemplo, participaron junto a una multitienda en una campaña de cambiar “un colchón usado por uno nuevo”, en la cual realizaron el retiro de los artículos antiguos.
Respecto a la importancia del cambio de paradigma de las organizaciones a que impulsen la economía circular, Manuel Gavilán es directo: “Siempre fue una obligación, pero nunca se había implementado al nivel que tenemos ahora”.
El trabajo de los Traperos de Emaús en Chile se mantiene incólume a 60 años de su formalización. Un legado que será reforzado con la memoria de José Aravena, su presidente y fundador.
Más información de los Traperos de Emaús puede ingresar a su sitio web: https://traperosdeemaus-sanluis.cl.