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Toc toc… la clave para aumentar las tasas de valorización en Chile

Abr 13, 2022

Por Javier Peró, Gerente de Estudios, Kyklos.

Estamos ad portas de la entrada en vigencia de la Ley REP, la cual va a exigir metas de recolección de materiales reciclables a las empresas productoras. Uno de los mayores desafíos que esto implica, es obtener volúmenes desde los hogares, tomando en cuenta que el volumen de recuperación actual es de apenas un 0,9% según el Sexto Reporte del Estado del Medio Ambiente (REMA) 2021.

Se espera que la principal forma de recolección sea a través de un sistema “puerta a puerta”, que hoy opera en algunas comunas y será la vía que se empezará a implementar el próximo año en el marco de la Ley REP, hacia cada vez más comunas, partiendo con el 10% de las viviendas del país en 2023 (más de 650 mil viviendas) hasta alcanzar a una cobertura del 80% de los hogares de Chile (casi 5,5 millones de casas) en poco más de una década.

Se están proponiendo métodos muy simples para que los vecinos puedan segregar en sus casas. En el reciclaje puerta a puerta, todos los materiales se depositan juntos en un tacho amarillo, el que es recolectado una vez a la semana por un camión que luego lo lleva a la planta de separación.

A simple vista, esto parece un método adecuado, sin embargo, hay que tener en cuenta los siguientes puntos:

1.- Al simplificar demasiado el sistema de reciclaje, se produce el «wishcycling». Las personas tiran todo al «tarro milagroso del reciclaje». Por ende terminan en ese tarro muchos residuos que no son valorizables. Esto produce un descarte o merma muy grande y aumenta los costos de transporte y separación en las plantas.

2.- Los ciudadanos no se hacen conscientes de su consumo. Pueden reciclar todo en el «tarro milagroso». Esto simplifica la segregación pero no ayuda a generar conciencia o modificar hábitos de consumo. Sigo comprando productos con envases y embalajes y reciclarlos es mi aporte al medio ambiente. Pero tenemos que recordar que el real problema no son las tasas de reciclaje, sino que la cantidad de basura que generamos. Sin cultura, seguimos generando más y más basura y no atacamos el real problema, solo aumentamos las tasas de reciclaje.

3.- Habría que mirar con mayor detalle la eficiencia de las plantas automatizadas de separación y sus costos. El escenario optimista sería altas tasas de recuperación y costos controlados, sin embargo, la recuperación podría ser baja y costosa si tenemos una “materia prima” de baja calidad en que vienen muchos materiales mezclados y sucios.

Si observamos el caso de Alemania, el país con la mayor tasa de recuperación con un 68% según el informe Generación de Residuos e Índices de Reciclaje 2019, de Verisk Maplecroft, utilizan un sistema en que los ciudadanos tienen una gran responsabilidad, con seis contenedores para distintos materiales.

Un ejemplo del sistema “single stream” o de contenedor único es lo que ocurre en Estados Unidos, en donde según el índice de Verisk Maplecroft la tasa de valorización es de un 35%, muy por debajo de Alemania. Se cree que se recicla mucho, porque se envía mucho al reciclaje, pero la tasa de recuperación termina siendo muy baja. No hay cultura de minimización por ende los paquetes y envases desechables abundan, se siguen entregando bolsas plásticas innecesarias en todos lados y vasos plásticos desechables.

Es esencial aprovechar la oportunidad que genera la Ley REP para implementar desde el principio un sistema sostenible en el largo plazo, que haga corresponsables a los ciudadanos y así logre capitalizar una cultura que apunte a la disminución de la basura en su origen, y se obtengan altas tasas de recuperación, proyectando así, el éxito de esta política pública.

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