Durante un evento virtual paralelo a la XXII Reunión del Foro de Ministros de Medio Ambiente del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se lanzó la ‘Coalición de Economía Circular – América Latina y el Caribe, que tiene como objetivo intercambiar las mejores prácticas sustentables dentro del escenario de pandemia en Latinoamérica.
“América Latina y el Caribe pueden encontrar nuevas e importantes oportunidades de crecimiento al pasar a una economía circular que elimine los desechos y la contaminación, mantenga los productos y materiales en uso y regenere los sistemas naturales. Un modelo que sea distribuido, diverso e inclusivo, y que ayude a abordar la raíz de los desafíos globales”, dijo Luisa Santiago, Líder para América Latina de la Fundación Ellen MacArthur, organización perteneciente a la coalición regional de economía circular.
La entidad, espera además destacar los beneficios de lograr un enfoque de economía circular y apoyar nuevas y mejores oportunidades de crecimiento para construir una recuperación económica resiliente y con bajas emisiones de carbono.
La Coalición estará encabezada por un comité directivo compuesto por cuatro representantes gubernamentales de alto nivel, que rotarán en esta función, comenzando por Colombia, Costa Rica, Perú y República Dominicana para el período 2021-2022.
“Dado que la extracción, el desperdicio y hacer negocios como de costumbre ya no pueden ser un respaldo para el planeta, es clave construir una visión regional común sobre la economía circular. La Coalición ayudará a implementar prácticas concretas y medibles”, señaló Carlos Correa, ministro de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia y presidente de la Coalición.
Si bien las discusiones actuales sobre el clima se centran en gran medida en dar el salto hacia las energías renovables y maximizar la eficiencia energética, una investigación de la Fundación Ellen MacArthur y Material Economics ha identificado que este proceso solo abarca el 55% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, en el mundo.
Por eso, la transición a una economía circular es necesaria para abordar el 45% restante de emisiones, que se derivan de la fabricación y uso de productos, así como de la producción de alimentos.