Un equipo multidisciplinario de biólogos marinos e ingenieros de la Universidad Santo Tomás, Adolfo Ibáñez, Andrés Bello y Universidad de Santiago lleva adelante el proyecto CarboNatLab, que busca, entre otros objetivos, desarrollar innovaciones tecnológicas a partir de exoesqueletos de moluscos y darles usos en diferentes áreas.
La investigación les permitirá potenciar una economía circular, por ejemplo, de la acuicultura de ostiones reutilizando este biomaterial de descarte como materia prima para reemplazar diversos productos, por ejemplo, aquellos usados en el rubro de la construcción. “La idea es que este biomaterial no sea eliminado en vertederos, sino reciclado”, comenta Nelson Lagos, director del Centro de Investigación e Innovación para el Cambio Climático (CiiCC) UST.
Los exoesqueletos -o conchas- de los distintos moluscos que habitan en nuestra amplia costa funcionan como armaduras protectoras frente a sus depredadores. Gracias a su alto nivel de carbonato de calcio, son considerados un biomaterial de gran utilidad por su resistencia y dureza, con características similares al cemento o el plástico, pero sin los altos índices de contaminación asociados.
Otras características relevantes de estas biocerámicas es que podrían actuar como un aislante eléctrico y térmico, lo que suma nuevas potencialidades para su uso en distintos sectores productivos.
En ese sentido, señala Lagos, al darle un uso a un desecho se cierra un ciclo de producción acuícola en el cual reduce en forma importante sus desechos y externalidades, aminorando también el impacto sobre el ambiente.
Otra arista importante de esta investigación es proyectar los desafíos que estos moluscos deberán enfrentar a futuro, ante la latente amenaza de de la acidificación del océano. Por ello, el estudio abarca gran parte de la costa nacional como laboratorio natural.
El estudio surgió cuando el grupo de académicos, liderado por el ecólogo marino y director del Centro de Investigación e Innovación para el Cambio Climático (CiiCC) UST, Nelson Lagos, se planteó el desafío de estudiar la composición biomineralógica de conchas marinas, para luego verificar sus atributos biomecánicos, desarrollando tecnología ecosustentable de alto valor.
A un año de iniciado el proyecto, hay algunos hallazgos. Integrando estudios previos y nuevos, los investigadores han determinado, por ejemplo, que la fisiología de los ostiones y el choro zapato es bastante estable o resiliente a los cambios ambientales, pero en el caso de los ostiones, la estructura y morfología de las conchas son más vulnerables, cambiando y deteriorándose en condiciones de agua fría y aumento de la acidificación.