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Reciclar más plástico ahorraría 4,4 billones de euros hasta 2040, según la ONU

Reciclar más plástico ahorraría 4,4 billones de euros hasta 2040, según la ONU

  • Costaría anualmente casi la mitad de lo que supone seguir usando este material. Además, se estima que se crearían 700 mil puestos de trabajo. El objetivo es reducir un 80% la contaminación plástica.

Un informe de la ONU revela que reciclar más plástico ahorraría hasta 4,4 billones de euros hasta 2040 y crearía hasta 700.000 puestos de trabajo. Además, la medida costaría anualmente casi la mitad de lo que supone seguir utilizando este material.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) publicó un informe en el que propone una hoja de ruta para reducir un 80% la contaminación plástica en 2040 que se basa, en primer lugar, en eliminar los plásticos innecesarios para a continuación acometer tres cambios: reutilizar, reciclar y reorientar.

La ONU asegura que el cambio a una economía circular generaría un ahorro de 1,27 billones de dólares (1,17 billones de euros), considerando los costes y los ingresos del reciclaje. Se ahorrarían otros 3,25 billones de dólares (2,98 billones de euros) de las externalidades evitadas, como la salud, el clima, la contaminación del aire, la degradación del ecosistema marino y los costos relacionados con los litigios. En total, 4,42 millones de euros.

Además, este cambio, añade la ONU, «produciría un aumento neto de 700.000 puestos de trabajo para 2040, principalmente en países de bajos ingresos, lo que mejoraría significativamente los medios de vida de millones de trabajadores en entornos informales».

El organismo apunta que los costes de inversión para el cambio sistémico recomendado son significativos, pero por debajo del gasto sin este cambio sistémico: 65.000 millones de dólares (casi 60.000 millones de euros) al año frente a 113.000 millones de dólares (103.700 millones de euros) anuales.

Marco fiscal global

La ONU explica que «gran parte de este objetivo se puede movilizar cambiando las inversiones planificadas para nuevas instalaciones de producción, que ya no son necesarias, por la reducción de las necesidades materiales, o un impuesto sobre la producción de plástico virgen en la infraestructura circular necesaria. Sin embargo, el tiempo es esencial: un retraso de cinco años puede conducir a un aumento de 80 millones de toneladas de contaminación plástica para 2040«.

Asimismo, estima que «un marco fiscal global podría ser parte de políticas internacionales para permitir que los materiales reciclados compitan en igualdad de condiciones con los materiales vírgenes, crear una economía de escala para las soluciones y establecer sistemas de seguimiento y mecanismos de financiación».

La ONU dice que la reutilización -incluidas las botellas recargables, los dispensadores a granel, o los planes de depósito y devolución- puede reducir un 30% de la contaminación plástica para 2040. Sobre el reciclaje, se puede reducir la contaminación un 20% adicional si esta práctica es más rentable. Y eliminar los subsidios a los combustibles fósiles o hacer cumplir las pautas de diseño para mejorar la reciclabilidad aumentaría la proporción de plásticos económicamente reciclables del 21% al 50%.

100 millones de toneladas

Con las medidas de reciclaje propuestas por la ONU podrán tratarse anualmente 100 millones de toneladas de plásticos de productos de un solo uso hasta 2040. Y diversificar productos, la reducción de envoltorios de plástico, sobres y artículos para llevar con productos hechos de materiales alternativos (como papel o materiales compostables) puede generar una reducción adicional de un 17% en la contaminación plástica.

Por Juan Ignacio Álvarez. Reproducido con autorización de elEconomista.es

La producción sostenible es ahora

La producción sostenible es ahora

Por Margarita Ducci, directora ejecutiva de Pacto Global Chile, ONU.

El planeta está recibiendo millones de toneladas de residuos que están contaminando nuestro ecosistema, acumulando basura y destruyendo nuestro entorno. Los patrones históricos, de consumo y producción han contribuido ampliamente a la triple crisis que amenaza la salud humana, acelerando el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. Si persistimos con nuestros hábitos, en 2050 necesitaríamos los recursos naturales de tres planetas como el nuestro para asegurar una vida digna a una población mundial estimada en 9.600 millones de personas, para entonces. Es por ello que la transición hacia un consumo y producción más sostenible, además de consolidar una economía circular, es urgente. 

Las cifras nos indican que más de 14.500 empresas en Chile generan 2 millones de toneladas al año de envases de plástico, vidrio, cartón en general, metales y cartones para bebidas. Hoy, apenas el 12% de esos residuos, presentes en nuestras casas, se reciclan. Afortunadamente, poco a poco, una mayor consciencia medioambiental está generando cambios, tanto en las personas como en las empresas y la valorización de los residuos se está masificando a través de conceptos como el reducir, reutilizar y reciclar. A ello se suma que el país cuenta con una Hoja de Ruta de Economía Circular, instrumento de planificación a largo plazo, con una visión que va mucho más allá del mero reciclaje, replanteando el actual modelo de producción y consumo. 

En ese sentido, el ODS12 apunta a fomentar el uso responsable de los recursos naturales, reduciendo los desechos y el desperdicio de alimentos, reciclando y reutilizando. Ello se traduce en una mejor calidad de vida para todos y ayuda a lograr planes generales de desarrollo, que tengan impacto en la reducción de costos económicos, ambientales y sociales, que aumenten la competitividad y que reduzcan la pobreza. Hoy se trata de incentivar que las empresas entreguen productos y servicios cuya trazabilidad sea posible, a través de toda su cadena de producción, es decir, que haya preocupación y se determinen acciones para ello, desde la creación de un bien hasta su término. En ese recorrido, el camino debería llegar a acercarse cada vez más, a ser absolutamente circular y consolidar el concepto “de la cuna a la tumba”.

Sabemos con certeza que los consumidores esperan mensajes claros e inclusivos, para fundamentar sus decisiones de compra, y saber cómo utilizar el producto de manera responsable y qué hacer con éste, al final de su vida útil. De hecho, por segundo año consecutivo, un estudio de Better Brands, donde Pacto Global fue patrocinador, arrojó que 8 de cada 10 chilenos quiere que las marcas se comprometan por un mundo mejor. Es decir, al evaluar el triple impacto: personas, prosperidad y planeta, las marcas están siendo exigidas y llamadas a crear valor a través de la sostenibilidad. 

Sin duda, los clientes han cambiado mucho y tienen mayor preferencia por los productos que contienen tecnologías sustentables. Así mismo, son mucho más conscientes del impacto de cada uno de los productos que consumen, así como de las consecuencias que pueden causar en el medioambiente. 

Estamos ante una nueva realidad al que las empresas deben hacer frente con creatividad e innovación, sin dejar de atender los resultados de la compañía, pero con una mirada integral, sabiendo “leer” los requerimientos de los consumidores. Eso permite construir entre todos una economía más sostenible.