Dos ejemplos de iniciativas en esta industria permiten transformar residuos, como el yeso cartón o el plástico en nuevas materias primas, componentes o mobiliario. Empresas Siena recuperá, junto a Ambipar, el yeso cartón de sus obras, mientras que Altas Cumbres está integrando plástico reciclado en sus proyectos residenciales.
La circularidad comienza a ganar terreno en el desarrollo de viviendas nuevas, a través de proyectos innovadores que buscan evitar que toneladas de materiales descartados de las obras terminen en vertederos o rellenos sanitarios y que sean reincorporados al sistema productivo en forma de nuevos materiales.
Una de estas iniciativas es impulsada por Empresas Siena, desarrollador inmobiliario que desde el 2019 cuenta con un plan para la gestión responsable de los residuos en sus obras, logrado una tasa de recuperación en torno al 18%. “Hemos implementado espacios y procedimientos para recuperar materiales como madera, fierro, cartón, plástico, pallets, entre otros. Además, realizamos toda trazabilidad del proceso, reciclando un volumen de más de 2.529 toneladas de residuos anuales”, señaló Daniel Flores, subgerente de Seguridad, Salud Ocupacional y Medioambiente de la compañía.
El ejecutivo explicó que la meta es incorporar más materiales al proceso de valorización, especialmente aquellos que generan en grandes volúmenes de residuos en la etapa de terminaciones, y con ello aumentar progresivamente los porcentajes de reciclaje. En esa búsqueda, acaba de iniciar un proyecto piloto con Ambipar Environment, empresa de soluciones ambientales, para recuperar las planchas de yeso cartón.
Flores indicó que este material es ampliamente utilizado “en el dimensionamiento o segregación de espacios y su instalación genera grandes volúmenes de despuntes o descartes. Este desecho es voluminoso y utiliza mucho espacio en bateas de escombro y también en vertederos”.
Leonardo Curotto, gerente Comercial de Ambipar Environment, dijo que “es un residuo altamente homogéneo y reciclable; el problema es que no existen soluciones técnicas que permitan separarlos de manera eficiente y en grandes volúmenes”.
La iniciativa conjunta apunta a salvar este obstáculo a través de una tecnología creada para la separación envase-producto que se utiliza principalmente como solución para la industria alimenticia, disponible en el Centro de Pretratamiento para la Valorización de Residuos GIRI, recientemente inaugurado por Ambipar en Quilicura. “Sabemos que, con algunas pequeñas adaptaciones o incorporación de procesos complementarios, esta tecnología puede hacer ese trabajo, lo que nos permitirá obtener fracciones separadas de los componentes del panel, el yeso y el cartón, que podrán seguir de forma independiente sus procesos de valorización vía reciclaje, convertidos en materia primas otros tipos de valorización”, precisa Curotto.
La primera etapa del piloto consiste en validar la tecnología para su uso en la industria de la construcción. Una vez validada la tecnología, el plan es escalarlo con algunas inversiones y nuevas capacidades en Santiago y en regiones.
Plástico reciclado
Otro proyectoocurre en la Región de La Araucanía, donde Inmobiliaria Altas Cumbres está integrando la economía circular en sus proyectos residenciales con una lógica regional. Esto, gracias a la alianza con la empresa Pock, que tiene su base de operaciones en la ciudad Villarrica, donde recicla y valoriza cinco tipos de plásticos que son recolectados en municipios y empresas, como tinetas de pinturas, tuberías, botellas, entre otros. A partir de estos residuos, desarrolla soluciones para la construcción y de mobiliario, especialmente exterior.
“Es un material de alta calidad y resistencia que se pueden utilizar en un sinfín de productos prefabricados que utilizamos en el proyecto Costanera Villarrica, como muebles de exterior, muros de contención pequeños, cercos e incluso jabalcones, en el caso de nuestro proyecto Alto Reloncaví, en Puerto Montt, que son elementos que van en las fachadas y sostienen los aleros”, explicó Enrique Loeser Prieto, gerente Comercial de Inmobiliaria Altas Cumbres.
De acuerdo con el ejecutivo, estas soluciones han tenido una muy buena evaluación desde el punto de vista técnico, porque es un material que tiene una buena apariencia y color, permitiendo sustituir el uso de otros recursos como madera, fierro u hormigón, además de ser altamente resistente y durable, incluso frente a las condiciones climáticas extremas del sur, y resiste mejor los rayos ultravioletas que otros materiales.
“Hemos comprobado que los clientes también aprecian vivir en un proyecto que ha sido desarrollado con estándares sostenibles, ya que permite reducir las emisiones de carbono asociadas a la fabricación de nuevos materiales, lo que produce un ahorro hídrico importante, además de disminuir la contaminación del suelo y el agua”, agregó Loeser.
En tanto, Matías del Sol, socio y fundador de Pock, destacó «que a través de los proyectos que trabajamos en conjunto este último año, hemos reciclado y valorizado casi una tonelada de plástico, lo que quiere decir que evitamos que casi 50 mil envases de plástico fueran a parar al mar o a un relleno sanitario”.
Por Karien Volker, subgerenta de Economía Circular de Fundación Chile.
Se ha estimado que, a nivel global, el sector de la construcción es responsable del 40% del total de residuos generados en términos de volumen; también, del 40% del total del uso de recursos materiales, y del 33% del total de emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de actividades humanas. Pese a lo poco alentadoras de las cifras, el sector de la construcción ha sido identificado como uno de los que presentan las mayores oportunidades para una reactivación verde.
Un estudio del Panel Internacional de Recursos -la plataforma mundial científico-normativa creada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para usar mejor los recursos naturales- señala que las estrategias propuestas por la economía circular para lograr una eficiencia material podrían reducir entre un 35% y un 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero que genera la construcción, la operación y el desmantelamiento de viviendas en los países del grupo G7. El estudio agrega, además, que se podrían bajar entre un 50% y un 70% de las emisiones análogas de China e India, países en los que el uso de energía de las edificaciones es menor y en los que la importancia del secuestro de carbono en construcciones hechas en madera, juegan un rol mayor.
Hay otro aspecto que se debe tomar en cuenta y que tiene relación con la rentabilidad que representa la economía circular en este sector. La serie 10 Circular Investment Opportunities for a Low-Carbon and Prosperous Recovery de la Fundación Ellen MacArthur –destinada a ayudar a los gobiernos, empresas e inversores a comprender los beneficios de la economía circular y cómo pueden invertir en ella- menciona que 2 de las 10 oportunidades de inversión identificadas son para la actualización y renovación de edificios, y el reciclaje de materiales de construcción y demolición.
En Chile, el sector de la construcción es uno de los que se ha sumado con más entusiasmo a la agenda de la economía circular. En 2019, y luego de un trabajo conjunto realizado entre el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, el Ministerio de Obras Públicas, el Ministerio del Medio Ambiente y el “Programa Construye 2025” de la Corfo, se publicó la Hoja de Ruta RCD Economía Circular en Construcción, la que trazó una visión al 2035 y una serie de iniciativas para impulsarla.
Hoy, desde el sector privado, se está empujando una estrategia de Economía Circular en Construcción, que busca profundizar en la conducción de la transición del sector hacia una economía circular. En la misma línea está la Hoja de Ruta para un Chile Circular al 2040, instrumento de planificación estratégica transversal y recientemente publicado, que incluye una serie de acciones relacionadas con el sector de la construcción.
Frente a estas propuestas, existen aún desafíos por asumir con el fin de superar las brechas del sector en materia de circularidad. En Chile, mientras el reciclaje es pequeño e incipiente, el industrial de materiales de construcción es casi inexistente. El sector de la construcción es uno de los que presenta las mayores brechas en cuanto a la trazabilidad de sus residuos, pues se estima que éste declara apenas el 7% de los residuos que genera en el Sistema Nacional de Declaración e Residuos (Sinader).
Si se ambiciona acelerar de forma sustantiva la transición será necesario trabajar con distintos grupos de actores clave para acelerar la adaptación de prácticas circulares en el contexto local y el desarrollo de nuevos mercados en base a las capacidades del país.
También la actualización normativa, la generación de mecanismos financieros, sistemas de trazabilidad y fortalecimiento de capital toman un rol relevante a la hora de poder alcanzar este tremendo de desafío de descarbonizar el sector de la construcción, meta establecida en la Estrategia de Cambio Climático de Largo Plazo al 2050.
Por Federico Antico, PhD en ingeniería civil, académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez.
El reciente colapso de parte de la duna en Reñaca, en Viña del Mar, vuelve a poner sobre la palestra los desafíos que enfrentamos cuando se planifica el crecimiento de las zonas urbanas. Mucho se está hablando de las causas del socavón de Reñaca, pero ¿qué pasará después de lo sucedido? Lo cierto es que independientemente de las responsabilidades, habrá que gestionar residuos de la construcción los cuales además significarán un desperdicio producto del fin de vida prematuro de algunas de esas estructuras, y los costos económicos y ambientales relacionados de la rehabilitación y/o reconstrucción de esos espacios.
En los últimos años, la industria de la construcción en Chile y América Latina ha experimentado un crecimiento significativo impulsado por la urbanización y el desarrollo de infraestructura. A modo de ejemplo, el BID indica que cerrar la brecha de infraestructura obligará a América Latina y el Caribe a incrementar más de un 70% la inversión, de 1,8% del PBI al 3,12% durante la próxima década.
Si bien este crecimiento presenta oportunidades económicas, también plantea desafíos ambientales, especialmente en la generación y gestión de los residuos de construcción y demolición. La disposición y gestión inadecuada de estos desechos puede tener graves consecuencias ambientales. Esto incluye la contaminación del suelo y del agua a través de la lixiviación de contaminantes dañinos en la atmósfera.
En Chile, la industria de la construcción genera aproximadamente el 35% de los residuos inertes, según estimaciones de la Comisión de Áridos del Instituto de la Construcción de Chile. Por otro lado, la industria de la construcción global es una contribuyente importante a las emisiones de carbono, representando el 38% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. La mitigación de los residuos de construcción y demolición ofrece un medio directo para reducir las emisiones de carbono en la industria. Al promover la reutilización, el reciclaje y las prácticas sostenibles, se reduce la demanda de nuevos materiales, disminuyendo así las emisiones asociadas con su producción y transporte. En paralelo es necesario continuar la inclusión progresiva de criterios sostenibles en los proyectos de construcción, abordando los desafíos de especificación de materiales y tecnologías, y así avanzar hacia prácticas constructivas más amigables con el medio ambiente y eficientes en recursos.
La industria de la construcción chilena es reconocida mundialmente por su excelencia, y tiene una oportunidad única de estar a la cabeza de las nuevas innovaciones. En ese contexto, los días 16 y 17 de octubre, en el Distrito V21, en Viña del Mar se llevará a cabo el “Seminario sobre carbono neutralidad y circularidad en la industria de la construcción chilena: oportunidades y acuerdos para su desarrollo” con acceso libre. Asistirán al mismo expositores del sector público, privado y científico del ecosistema nacional e internacional. Durante el evento se generará un dialogo para la acción que impulse la inclusión progresiva de criterios sostenibles en los proyectos de construcción, abordando los desafíos de especificación de materiales y tecnologías, y así avanzar hacia prácticas constructivas más amigables con el medio ambiente y eficientes en recursos.
De instancias como ésta surge el dialogo entre todos los sectores de la sociedad, permitiendo consensuar y socializar un plan de acción concreta para mitigar el impacto de los residuos de construcción y demolición: 1) Estableciendo un marco normativo flexible a través de comisiones de normas permanentes que permitan desplegar nuevas tecnologías en menos tiempo. Al mismo tiempo, es imperioso desarrollar regulaciones y normas más estrictas para la gestión de residuos, haciendo hincapié en la promoción del reciclaje y la reutilización de materiales. 2) El fomento de prácticas sostenibles que busquen reducir la generación de residuos desde el inicio de un proyecto de construcción, favoreciendo el uso de tecnologías y materiales que generen menos residuos y, 3) incentivar un enfoque de economía circular que aliente la recuperación y reutilización de materiales y componentes de construcción para minimizar la disposición de residuos, y el desarrollo de nuevos materiales de menor huella ambiental como lo pueden ser los cementos con adiciones proveniente de residuos industriales locales. Solo así tendremos la chance de ser resilientes contra el cambio climático.
Mediante un Acuerdo de Producción Limpia, la Cámara Chilena de la Construcción implementará prácticas de economía circular en la construcción y promoverá la innovación y nuevos negocios para apoyar la valorización de residuos de construcción y demolición.
La Cámara Chilena de la Construcción (CChC) y la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático de Corfo firmaron tres Acuerdos de Producción Limpia (APL) interregional para propiciar la prevención, valorización y correcta gestión de los Residuos de Construcción y Demolición (RCD) y el consumo sustentable del recurso hídrico de la cadena de valor de las regiones de Antofagasta, Los Lagos y Magallanes.
Un gran avance considerando que la proyección es que esta industria genere -solo en vivienda- casi 7,5 millones de toneladas de RCD al año, más de 15 estadios nacionales.
En el marco del APL se realizará un diagnóstico sobre la generación de residuos y de consumo hídrico en las instalaciones adheridas, también se establecerá una línea base sectorial de alcance regional, lo que permitirá implementar un plan de gestión de RCD y de uso eficiente del agua. Junto con ello se desarrollará una estrategia regional para solucionar la falta de sitios de valorización y para la eliminación de RCD, y se difundirá entre las empresas el catastro de gestores de residuos y de los sitios de disposición final existentes en las regiones.
Para mejorar el desempeño ambiental, cada empresa implementará un Plan de Gestión de Residuos Sólidos y Demolición (RCD) y de uso eficiente del recurso hídrico; también se desarrollará e impartirá un plan de capacitaciones en gestión de residuos y economía circular con la finalidad de dejar instaladas en los profesionales a participar; se propiciará un ecosistema de innovación para apoyar la valorización de RCD y la creación de nuevos modelos de negocios circulares que permitan aumentar la oferta de valorizadores en estas regiones.
En este contexto, el presidente de la CChC, Juan Armando Vicuña, aseguró que “este camino de transformación a la sostenibilidad no podemos recorrerlo solos. Debemos ir acompañados de las entidades que son parte del ecosistema y por ello, la colaboración pública-privada es fundamental. Así, los Acuerdos de Producción Limpia (APL) nos ofrecen un mecanismo que favorece esta colaboración y trabajo conjunto. En este ámbito, la prevención y la correcta gestión de residuos tiene un impacto muy relevante, tanto para el entorno de nuestros proyectos como para el desempeño sostenible de toda la industria, lo que ha quedado de manifiesto por nuestros socios y socias a lo largo de Chile”.
La directora de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, Ximena Ruz, señaló que “la industria de la construcción quiere y necesita avanzar desde una economía lineal a una circular y para esto, fortalecer sus prácticas y tecnología limpias, mantener en el tiempo o recircular los materiales, es clave para cumplir con los compromisos y desafíos que el sector se ha propuesto”.
El APL está dirigido a los distintos actores de la cadena de valor del sector construcción de las regiones de Antofagasta, Los Lagos y Magallanes, específicamente, en empresas constructoras, contratistas y proveedores, entre otros, y se implementará en un plazo de 24 meses, con la participación y apoyo técnico del Ministerio del Medio Ambiente, los Gobiernos Regionales, Dirección General de Obras Públicas, Instituto de la Construcción y el Programa Construcción 2025 de Corfo y la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (Anir).
El estudio de las universidades Adolfo Ibáñez y de Atacama (UDA) se desarrollará hasta el 2025 y permitirá caracterizar, desarrollar y ensayar el uso de un material considerado hoy residuo industrial como componente cementicio suplementario, cumpliendo con los estándares de calidad que exige la norma chilena y reduciendo la huella de carbono que produce la manufactura del cemento.
Un proyecto de investigación aplicada desarrollará cementos verdes en base a relaves de escoria de cobre, obteniendo la mejor calificación en el concurso FONDEF IDeA 2023 de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) a nivel nacional.
El estudio se desarrollará en Copiapó, Viña del Mar y Santiago, desde este año hasta el 2025, liderado por un grupo de investigadores de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) y la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Atacama (UDA), contando además con el aporte industrial de dos empresas del sector minero y de la construcción, que se suman al equipo de investigación.
El inédito proyecto se embarca en la tarea de caracterizar, desarrollar y ensayar el uso de un material considerado hoy residuo industrial como componente cementicio suplementario, cumpliendo cabalmente con los estándares de calidad que exige la norma chilena y reduciendo la huella de carbono que produce la manufactura del cemento. De esta manera, contribuye con una alternativa sostenible a la industria de la construcción y a la responsabilidad y menor impacto ambiental del sector minero.
Paula Rojas, directora de Ingeniería Civil Mecánica de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la UAI, además de líder de la investigación, señala que este proyecto fue calificado con nota máxima en el Concurso ANID IDeA I+D 2023 – Investigación Aplicada. Su valor reviste en que «más allá de un proyecto de investigación, constituye una iniciativa de colaboración tecnológica y empresarial que atiende una problemática importante de Copiapó y otras regiones mineras que lidian con los desechos mineros y el riesgo medioambiental que suponen, logrando resolver un problema minero y mejorar el trabajo del sector de la construcción con alternativas que atienden el objetivo de desarrollo sustentable de innovación en estas industrias».
La académica comenta que las primeras exploraciones de este estudio se remontan 6 años atrás, en que junto a Federico Antico, doctor en ingeniería civil y académico de la misma Facultad, y Danny Guzmán, de la UDA, observaron que algunos desechos de la industria minera del cobre tenían el potencial de ser reutilizados en la elaboración de cementos, como material suplementario, caso similar a lo que ya ocurre con la escoria siderúrgica y la ceniza volante proveniente de la generación eléctrica por la quema de combustibles fósiles.
La huella de carbono del cemento a nivel mundial en este momento es del 8% según lo informado por el World Economic Forum. Si bien Chile como país OCDE ha liderado las medidas paliativas para reducir su huella de carbono, el sector de la construcción aún trabaja con cementos con altos porcentajes de Clinker (principal responsable de las emisiones producidas por la fabricación de cemento), existiendo espacio para innovar en materia de reemplazo de esta materia prima.
Paula Rojas explica que aún trabajan en la optimización del material sintético producido, de modo que no sobre-exija a futuro a las plantas de procesamiento, sabiendo que es un material altamente refractario y difícil de tratar. «El material obtenido ya fue sometido a pruebas de comportamiento mecánico en laboratorio que evidencian las mismas propiedades del cemento tradicional, e incluso mejores. A futuro, sería ideal modificar la normativa para alcanzar una mayor dosificación del material cementicio suplementario y posteriormente realizar un análisis del ciclo de vida del producto para medir cuánto reduce las emisiones de carbono y otros impactos», sostuvo la académica.
Por su parte, el académico de la Facultad de Ingeniería de la UDA, Dr. Danny Guzmán, indica que “como una universidad regional, localizada en un área impactada fuertemente por la actividad minera, este proyecto presenta una gran pertinencia, ya que propone una alternativa para valorizar los relaves de escorias, un pasivo ambiental que hasta el momento no está siendo aprovechado». Agrega que “la ejecución del presente proyecto se enmarca en el desafío que tenemos como grupo de investigación de desarrollar nuevos procesos productivos más amigables con las comunidades y medio ambiente, de modo de transitar hacia una actividad minera mucho más sostenible”.
Paula Rojas, UAIDanny Guzmán, UDAEstudio se desarrollará hasta 2025