Más de 200 hogares de La Granja, San Joaquín, San Miguel y San Ramón recibieron sus kits de compostaje y participaron de capacitaciones para su correcta utilización. La iniciativa se enmarca en el programa “Nos Compostamos Bien”, ejecutada por Fundación Chile, que tiene por objetivo disminuir el impacto ambiental de los residuos orgánicos.
Los residuos orgánicos que se generan en la casa “no son basura”. Esa es la premisa de la iniciativa del Gobierno de Santiago “Nos Compostamos Bien”, ejecutada por Fundación Chile, que tiene como propósito disminuir el impacto ambiental de los residuos orgánicos que se generan en los hogares, además de incentivar las conductas sustentables en los habitantes de la Región Metropolitana.
En ese marco, en el Parque Brasil de La Granja, se realizó una nueva entrega masiva de equipamiento para el compostaje domiciliario. Tal como sucediera en enero, en el que vecinos de las comunas de Santiago y Estación Central fueron beneficiados, durante esta jornada personas de La Granja, San Joaquín, San Miguel y San Ramón recibieron kits de compostaje para sus hogares.
El gobernador Claudio Orrego destacó que «si queremos un Santiago verde, que sea sustentable y que pueda enfrentar el cambio climático, todos nos tenemos que ir comprometiendo. Este programa de entrega de 7 mil composteras en distintos hogares de todas las comunas de la Región Metropolitana apunta a eso, al cambio cultural, que parte en las casas y cambia a las personas”.
De acuerdo con estimaciones del Ministerio del Medio Ambiente, la “bolsa de basura” del hogar está compuesta en un 58% por residuos orgánicos -entre frutas, verduras y restos de poda, entre otros- los que pueden tener una nueva vida a través del proceso de compostaje.
Actualmente, solo el 1% de los residuos orgánicos generados se valoriza, aun cuando un 13% de las municipalidades del país desarrolla algún tipo de acción para reciclarlos.
En total, fueron más de 200 beneficiarios, los que participaron de capacitaciones para el buen uso de sus vermicomposteras, a cargo de Kyklos, empresa B de cultura ambiental. El alcalde de La Granja, Felipe Delpín, dijo que “esta actividad realmente nos alegra, nos incentiva a poder seguir trabajando con nuestras comunidades para generar más compostaje y también promover lo que pueden ser los huertos orgánicos y el mejoramiento del medio ambiente”.
Sigue avanzando la distribución de kits de compostaje
Con la entrega de 7 mil kits de compostaje, el programa “Nos Compostamos Bien” busca incentivar las conductas sustentables en los habitantes de la Región Metropolitana, junto con evaluar el comportamiento ciudadano respecto del reciclaje de residuos orgánicos domiciliarios.
Por ello, Karien Völker, subgerenta Economía Circular de Fundación Chile, subrayó que «ya hemos entregado gran parte de los kits de composteras y vermicomposteras y estamos muy contentos por eso. Hemos ido monitoreando los hogares para ver cómo se están usando y estamos entregando todo el soporte necesario para que los puedan utilizar correctamente”.
Cabe destacar que la convocatoria para participar en el programa fue abierta y la asignación se realizó previa postulación de los interesados y de acuerdo con los cupos por comuna, los que fueron determinados según criterios socioeconómicos y población proyectada.
La ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, comentó que entre los beneficios de la iniciativa estarán alargar la vida útil de los rellenos sanitarios y reducir la generación de metano, potente gas de efecto invernadero, además de la producción de fertilizantes naturales.
La ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, presentó detalles del proyecto de ley que promueve el reciclaje de residuos orgánicos, como restos de frutas y verduras, a través de un “camión del reciclaje de residuos vegetales” o la entrega de composteras a la ciudadanía, entre otras alternativas.
El anuncio se realizó en EcoParque Peñalolén, lugar en el que reciclan residuos orgánicos provenientes de ferias libres, y en el evento participaron el gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego; las alcaldesas de Peñalolén, Carolina Leitao, de Ñuñoa, Emilia Ríos, y de San Miguel, Erika Martínez, además del director Global Methane Hub, Marcelo Mena; la presidenta de la Asociación Movimiento Nacional de Recicladores de Chile (ANARCH), Soledad Mella; y la gerenta general de la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR), Antonia Biggs.
La ministra Rojas explicó que se estima que la “bolsa de basura” de los hogares en Chile está compuesta en un 58% de residuos vegetales -tales como restos de verduras, frutas y poda-, por lo que esta iniciativa propondrá soluciones concretas para evitar que estos residuos terminen en los rellenos sanitarios. El proyecto de ley establecerá incentivos y obligaciones para fomentar la recolección segregada de los restos de verduras, transformando así un problema en beneficio para la población.
La ministra añadió que “evitar que los residuos vegetales terminen en rellenos sanitarios tiene varios efectos positivos. Por un lado, podremos alargar la vida útil de los rellenos sanitarios y disminuiremos la generación de metano, potente gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático. Además, al compostar produciremos fertilizantes naturales”.
Sobre el desafío que implica esta iniciativa, la ministra Rojas dijo que “hacer separación en origen tiene un tremendo potencial de educación ambiental, porque se mete a la cocina de nuestras casas, donde podremos ver cómo se transforma un resto vegetal en tierra con nutrientes que nos permite cultivar algo. Ese es un aprendizaje muy importante en un contexto de triple crisis ambiental: la de cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación”.
Ministra de Medio Ambiente, Maisa Rojas.
La alcaldesa Carolina Leitao dijo que “este proyecto va en la línea correcta, porque busca contribuir mitigar los efectos del cambio climático. Más que asustarnos con el calentamiento global y las crisis que provoca, este proyecto abre oportunidades de actuar y promover el cambio, desde las comunas, los barrios y las familias. En Peñalolén ya hemos definido el Plan Valora Orgánico, el cual define dos estrategias para los residuos orgánicos, de Origen Domiciliario -con talleres, capacitaciones, cursos y entrega de composteras-, y los residuos vegetales de las ferias libres, que se tratarán en nuestro Ecoparque. Con la nueva ley, esto podría ocurrir en muchas más comunas”.
Alcaldesa de Peñalolén, Carolina Leitao.
El proyecto de ley contempla diversas opciones para la gestión de los residuos orgánicos. Los municipios tendrán la responsabilidad de ofrecer sistemas de recolección puerta a puerta de los restos vegetales, así como la implementación de camiones especializados en el reciclaje de orgánicos. También se promoverá la entrega de composteras o vermicomposteras para los hogares, junto con el desarrollo de proyectos de compostaje a nivel comunitario o barrial.
Es importante destacar que la implementación de esta ley será gradual, avanzando paso a paso en la obligación de separar los residuos orgánicos en su origen. En primera instancia, se comenzará con los restos de poda y jardín, así como los residuos orgánicos provenientes de las ferias libres. En una segunda etapa, se incluirá la fracción orgánica generada por centros comerciales, eventos y estadios. Posteriormente, se extenderá a los hoteles, restaurantes y cafeterías. Por último, la obligación se expandirá a los hogares.
Se entregarán 7 mil composteras para departamentos y casas como parte del programa piloto. Desde Fundación Chile recalcaron que el 50% de los desechos de los hogares son residuos orgánicos que se pueden compostar.
Los restos de frutas y verduras no son basura, son ricos en nutrientes y pueden ser aprovechados a través del compostaje. Bajo esa premisa, en La Vega Central, el Gobernador de Santiago, Claudio Orrego, el Consejo Regional y Fundación Chile lanzaron el programa “Nos Compostamos Bien”, iniciativa que busca evaluar el comportamiento ciudadano respecto al reciclaje de residuos orgánicos domiciliarios y, al mismo tiempo, promover conductas más sustentables.
El programa, que cuenta con la asesoría experta de Fundación Chile, distribuirá en forma gratuita 7 mil kits de compostaje a familias que habiten tanto en casas como departamentos de las 52 comunas de la Región Metropolitana. La convocatoria es abierta, previa postulación de los interesados en participar de la iniciativa, quienes recibirán capacitación para el buen uso del equipo y monitoreo para apoyar el cambio de hábitos en el hogar.
El gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, sostuvo que llegó el momento de pasar de la preocupación a la acción. “Invito a las familias de la ciudad a sumarse a esta iniciativa por el medio ambiente. Con esto, no sólo vamos a reducir la cantidad de residuos en rellenos sanitarios, sino que vamos a aprovechar estos residuos orgánicos, que son parte de la naturaleza, para devolverlos a ese origen como fertilizante, por ejemplo, para mejorar y embellecer los espacios públicos. Hay que ‘compostarse bien’, tal como dice el slogan de esta campaña que impulsamos desde el Gobierno de Santiago”.
En tanto, el gerente general de Fundación Chile, Hernán Araneda, afirmó que “es urgente e indispensable tomar acción para reducir los residuos, especialmente en el contexto del cambio climático y la biodiversidad que estamos enfrentando a nivel global. Los residuos orgánicos representan una enorme fuente de emisión de gases de efecto invernadero, especialmente por la emisión de metano. Por lo tanto, es muy importante que podamos tomar acciones, dado que actualmente sólo estamos valorizando el 1% de esos residuos. Esta gran iniciativa que ejecutamos junto al Gobierno de Santiago contribuye con estos propósitos, y por eso esperamos que mucha gente postule a obtener su compostera”.
Por su parte, la presidenta de la Comisión de Medio Ambiente del Consejo Regional, Sofía Valenzuela, indicó que “los residuos domiciliarios en nuestra región son un desafío enorme y este programa tiene múltiples elementos para impulsar su revalorización. Tiene, además, capacitación y seguimiento para medir el compromiso de las personas que recibieron composteras. Para avanzar necesitamos partir con proyectos piloto de este tipo”.
Durante el lanzamiento, el chef Miguel Parra, director de ASLAT (Chef Asociados de Latinoamérica y el Caribe) y ganador del premio ACHIGA de la cocina tradicional chilena, preparó un charquicán “sin residuos”, demostrando cómo aprovechar el máximo de una verdura en la elaboración de un plato.
Según informaron las autoridades, de las 7 mil composteras, la cantidad de kits asignados por comuna se determinará priorizando sectores con menos ingresos y mayor población, y considerando los indicadores de la Dependencia al Fondo Común Municipal y del Índice de Prioridad Social y Población proyectada al 2023.
Por Magdalena Balcells, gerente general de ASIPLA (Asociación Gremial de Industriales del Plástico).
Todos los días nos vemos enfrentados a una oferta cada vez más amplia de “empaques amigables con el medio ambiente, compostables, libres de plástico”, y así, un sin número de atributos que suenan demasiado maravillosos como para ser ciertos.
Si bien, desde ASIPLA estamos convencidos de los enormes beneficios ambientales presentes en las distintas soluciones e innovaciones que se han desarrollado en los últimos años, también sabemos que no existen soluciones milagrosas ni únicas para resolver un problema tan complejo y urgente como la creciente generación de residuos de empaques de productos de consumo masivo. Por lo mismo, es fundamental que los consumidores seamos capaces de distinguir las verdaderas soluciones –aunque sean de alcance acotado-, para no ser víctimas del greenwashing, y al mismo tiempo, tomemos conciencia del impacto que generan en el medio ambiente nuestros patrones de consumo.
Hoy disponemos de varias aplicaciones fabricadas a partir de materiales biodegradables o compostables que contribuyen a una gestión de residuos más sostenible, pero es importante entender qué son y cuándo son realmente un aporte en la lucha contra la generación de residuos.
Para partir, es importante aclarar que lo que conocemos como plásticos compostables son materiales que forman parte de la amplia familia de los «bioplásticos», que, a su vez, está compuesta por resinas que tienen la componente biológica en su origen (biobasados), en su fin de vida (biodegradables/compostables) o en ambos.
En términos conceptuales entenderemos entonces que los plásticos biobasados son aquellos polímeros que se originan a partir de recursos renovables, como el maíz, la caña de azúcar o la celulosa, independientemente de cómo se comportan en su fin de vida. Por otro lado, entenderemos por biodegradabilidad el proceso bioquímico durante el cual los microorganismos presentes en el medioambiente transforman los materiales en sustancias naturales como agua, dióxido de carbono y compost, para lo cual existen hoy distintas normas científicamente reconocidas y homologadas en Chile, como la NCh3398 y NCh3399.
Ahora bien, la complejidad de los bioplásticos radica en que la propiedad de biodegradación de un material no depende del origen de éstos, sino que está ligada a su estructura química. Por lo tanto, un plástico 100% biobasado puede no ser biodegradable y un plástico 100% de origen no renovable puede biodegradarse por completo.
Desde un punto de vista de mercado, hoy en día existen alternativas de bioplásticos para gran parte de las resinas plásticas convencionales que se utilizan para la fabricación de envases. Sin embargo, a nivel mundial -e incluyendo aquellos de origen no renovable-, su producción representa menos del 1% de los más de 357 millones de toneladas de resinas plásticas tradicionales que se comercializan globalmente al año.
Lo anterior, sumado a sus altos precios (de tres y hasta cuatro veces el costo de resinas tradicionales) y sus cualidades técnicas que no son idénticas a las de los plásticos tradicionales en lo que se refiere a conservación de alimentos, resistencia de empaques y barreras mecánicas, hace que los plásticos compostables o plásticos certificados, como se les conoce en la nueva Ley de Plásticos de Un Solo Uso (PUSU), sean una alternativa con un alcance acotado o para aplicaciones de nicho.
Retomando nuestro planteamiento inicial, queremos reforzar la idea de que para enfrentar la crisis climática,no existen soluciones que resuelvan todo de una vez. Es así como, de cara a la implementación de la Ley PUSU, tiene sentido pensar en el plástico compostable como una buena alternativa para aplicaciones de nicho -como es el caso de los envases de comida preparada o comida para llevar-, ya que, al contener esos alimentos por un breve periodo de tiempo, las propiedades del material compostable son suficientes para conservarlo. Adicionalmente, por el uso que se les da, estos envases terminan con una gran cantidad de restos orgánicos de comida, por lo que el paso natural y más sustentable es llevarlos a un flujo de compostabilidad en lugar de reciclarlos, que es lo que se plantea para los envases que están regulados por la Ley REP, que fomenta el reciclaje y valorización de los residuos de envases y embalajes.
De esta manera nos encontramos con dos herramientas y soluciones para distintos tipos de residuos, que son complementarias, pero completamente excluyentes, por lo que es clave para el éxito de ambas políticas públicas resguardar que los flujos de reciclaje y compostaje no se mezclen, ya sea a través de etiquetas o mecanismos de diferenciación por colores.
Adicionalmente, para que esto funcione de la manera virtuosa que acabamos de describir, es fundamental acelerar la instalación de un sistema organizado de separación de residuos orgánicos y generación de infraestructura para el compostaje industrial en nuestro país.
En definitiva, se requiere de la colaboración de todos los actores para avanzar en patrones de consumo sustentables, pero, sobre todo, de la transparencia y entrega de información veraz por parte de las empresas que ponen en el mercado productos cuyo fin de vida es el compostaje. Aquí no se trata de ser o no ser de plástico, se trata de reducir la generación de residuos y cuidar efectiva y coherentemente el medioambiente.
Ceroplas es la fabricante de nuevas bolsas de comercio hechas a base de maíz 100% compostables. Este producto se biodegrada entre 90 y 180 días, según las condiciones de humedad, temperatura y microorganismos. Además, pueden resistir cargas de hasta 25 kilos y ser utilizadas como abono para la tierra.
Vuelven las bolsas al comercio, pero esta vez son de maíz y compostables. La empresa chilena Ceroplas presenta esta alternativa a los empaques plásticos de un solo uso que gradualmente comenzaron a salir del mercado hace tres años, cuando entró en vigencia a Ley Chao Bolsas Plásticas.
Las nuevas bolsas son fabricadas con almidón de maíz, y su principal atributo es que una vez usadas pueden ser compostadas domiciliariamente para obtener humus y abono para fertilizar el jardín, cultivos y áreas verdes. Asimismo, se pueden usar para separar la basura orgánica para ser tratada en una planta de compostaje, lo que evita que estos residuos vayan a un vertedero y elimina la generación de gas metano, uno de los principales causantes del efecto invernadero y calentamiento global. El almidón es el elemento clave del maíz, de donde se extrae el ácido poliláctico con el cual se produce la materia prima, la que tiene la propiedad de ser moldeable. Esta materia prima es importada en forma de pellet por Ceroplas para fabricar bolsas compostables en el país. “Al entrar en vigencia la ley que elimina las bolsa plásticas exploramos distintas alternativas, y finalmente dimos con la solución de las bolsas fabricadas con almidón de maíz, una innovación creada hace diez años en Italia”, explica Lucas Cantergiani, Co-fundador & CEO de Ceroplas.
Las bolsas de maíz se biodegradan entre 90 y 180 días, según las condiciones de humedad, temperatura y microorganismos. Ceroplas participa en proyectos con la Fundación Reforestemos y la empresa Armony Sustentable para compostar sus residuos en la fabricación de bolsas y donarlos a la comunidad para ir en mejora de áreas verdes. “Hoy los suelos están muy empobrecidos, y con este proyecto buscamos recuperar los suelos a nivel nacional y reducir nuestros desechos orgánicos en los vertederos de basura, devolviendo nutrientes a la tierra. Las bolsas de maíz aportan a la economía circular”, explican desde Ceroplas.
Estos empaques pueden resistir desde una carga de 10 kilos en el caso de bolsas para supermercado, almacenes o ferias, hasta 25 kilos en el caso de sacos industriales. Hay bolsas tipo camisetas, reutilizables con asas flexibles, para fruta a granel, sacos industriales y para despachos de comercio electrónico. Están en tiendas de Retail, supermercados y especialmente en despachos de e-commerce, y son distinguibles por el usuario por su suave aroma a café tostado, producto de su proceso de fabricación.