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Chile y Agenda 2030: Retrocesos y Avances

Chile y Agenda 2030: Retrocesos y Avances

Por Margarita Ducci, directora ejecutiva de Pacto Global Chile, ONU.

Para abordar los desafíos y urgencias de la Agenda 2030 y seguir avanzando en el cumplimiento de los ODS, se están implementando diversas iniciativas en Chile y obviamente hay otras por reforzar. Así quedó plasmado en el Tercer Informe Nacional Voluntario sobre el avance en los Objetivos de Desarrollo Sostenible presentado por nuestro país a las Naciones Unidas el pasado 17 de julio, en Nueva York. Pese a que en el mundo ya sabemos que la mayoría de los países no alcanzarán las metas al 2030, y más aún, el retroceso a nivel global alcanza al 4%, en Chile procuramos trabajar mancomunadamente para liderar los crecientes desafíos y hacer frente a los principales problemas en áreas como la salud, la educación y el crecimiento económico.

Este año, los informes estaban especialmente referidos a 5 ODS en examen: ODS6, respecto al acceso al agua y saneamiento; el ODS7, en relación con la energía; el ODS9, de infraestructura e innovación; el ODS11, de ciudades sostenibles; y el ODS17, de alianzas para alcanzar los objetivos. En este sentido, es importante destacar que el informe de Chile, este año, no sólo abarca estos cinco ODS, sino la totalidad, y también, incluye la contribución del sector privado al logro de los objetivos. Para recabar y sistematizar esta información, Pacto Global Chile coordinó este trabajo, haciendo un llamado a 14 gremios, asociaciones y organizaciones, que trabajan activamente en temas de sostenibilidad, con empresas, para, en conjunto, levantar la información de un espectro lo más amplio posible y representativo, con antecedentes cualitativos y cuantitativos, del aporte de las empresas del país, en relación a la Agenda 2030, en Chile.

Mencionando solo algunos datos, respecto del ODS6, se destaca la alta cobertura de acceso al agua potable a nivel nacional y la iniciativa “Transición Hídrica Justa” para abordar la crisis hídrica y mejorar el acceso al agua. Desde las empresas, el 46% mide su huella hídrica. En el ODS7, resalta que el 99% de la población tiene acceso a electricidad, donde se cuantifica la proporción de energías renovables en el consumo final total, con un 21,3% proveniente de fuentes renovables. Se menciona que el 70% de las empresas encuestadas declaran realizar iniciativas relacionadas con el impulso al uso y desarrollo de energías renovables. En el ODS9, un 55% de las empresas declaró inversiones en innovación y modernización de infraestructura.

En cuanto al ODS11, se destaca el trabajo en políticas locales de reducción de riesgo de desastres y la implementación del “Plan de Emergencia Habitacional”. Desde las empresas, un 90% maneja sus residuos, en alguna etapa, de economía circular, lo que contribuye a ciudades más limpias y menos contaminantes. Con respecto al ODS17, destacan las alianzas de mayor impacto, que son en un 59%, con asociaciones gremiales, y en un 56% con la academia. 

Sin duda, el sector privado está cumpliendo un rol clave y está consciente de la importancia de unir voluntades. El trabajo colaborativo entre actores y partes interesadas, aprovechando sinergias y compartiendo recursos y conocimientos, se ha ido fortaleciendo institucionalmente, lo que ha permitido mejorar la coordinación entre organismos tanto públicos como privados.

Sin duda, en este “examen”, Chile se ha apreciado internacionalmente como un ejemplo de trabajo multisectorial, y ha sido observado el compromiso genuino, no solo del Estado, sino en especial, del sector privado, con las metas para la construcción de un mundo mejor.

Trabajo infantil, triste realidad contraria a un Desarrollo Sostenible

Trabajo infantil, triste realidad contraria a un Desarrollo Sostenible

Por Gerardo Wijnant, responsable de Impacto y Ecosistema de Banca Ética Latinoamericana.

El 12 de junio es una fecha importante para reflexionar y actuar, pues es el Día Mundial contra el Trabajo Infantil y las cifras que se conocen son dolorosas, ya que se estima que al 2022 existían unos 160 millones de niños y niñas trabajando en todo el mundo (datos de OIT y UNICEF) y esto se ha agravado a partir de la pandemia, constatándose que la mayoría de ellos lo hacen en condiciones de esclavitud. Esta situación no se trata de algo ajeno o lejano que solo podemos observar o ante lo cual entristecernos u horrorizarnos, al contrario, es un problema de todos y no podemos ser cómplices de que siga ocurriendo. Todos con nuestro actuar favorecemos o no, en menor o mayor medida, que esto pueda seguir ocurriendo.

Ningún niño o niña merece la indignidad, nunca, bajo el pretexto que sea, de vivir siendo explotado o esclavizado. Es uno de los peores dolores de la humanidad y tenemos que ser actores en su denuncia y en crear las condiciones para que no suceda. La Convención de los Derechos del Niño de la ONU establece una serie de derechos a asegurar. Entre estos, el deber de ser
protegidos contra toda forma de explotación y abuso. Entonces, ¿cómo es posible que exista hoy esclavitud infantil? ¿cómo es posible que se transgredan tan flagrantemente estos derechos consagrados ya hace mucho tiempo? La explicación de esto no está solo en quienes inducen a que exista esclavitud y sacan vergonzoso beneficio de ella, sino en nosotros mismos, que permitimos que esto suceda, al no preocuparnos de saber cómo se elaboran los productos que consumimos, cuando no nos interesa conocer sobre el contenido de las cadenas de valor de los productos o servicios, desde su origen, y la forma en que se obtienen los diversos insumos que se necesitan para elaborarlos.

¿Nos preocupa esto? ¿nos preguntamos si la dignidad de las personas, en especial de los niños, está siendo resguardada? ¿nos tratamos de asegurar de ello, o bien, si somos empresarios, generamos trabajos y salarios dignos que impidan que las familias de nuestros colaboradores fuercen a sus hijos a trabajar?

En otras palabras, es fundamental entender y considerar que hay muchas más variables que se deben tener presentes para lograr demostrar que un producto (o servicio) es elaborado bajo una mirada de sostenibilidad más integral y en respeto de condiciones dignas y justas de trabajo, en particular, la no existencia de trabajo infantil.

En coherencia con la búsqueda de un desarrollo sostenible, es necesario recordar que el ODS 8, en la meta 8.7 indica: “Adoptar medidas inmediatas para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las modernas formas de esclavitud y la trata de seres humanos y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, y poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”. Y en la meta 16.2 se persigue “Poner fin al maltrato, la explotación (…) y todas las formas de violencia contra los niños”.

En Chile, hace un tiempo entró en vigencia la Ley 21.271 que adecúa el Código del Trabajo en materia de protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes en el mundo del trabajo, lo que es un muy buen paso, pero insuficiente aún.

¿Mucho qué hacer? Por supuesto, pero se puede, porque la voluntad y la perseverancia de muchos existe.