Acuerdo de París: La importancia de la innovación verde
Por Gustavo Cruz de Moraes, gerente general de Natura Chile.
El 12 de diciembre de 2015, cerca de 200 países se reunieron y firmaron el Acuerdo de París. Por primera vez, casi todas las naciones del mundo firmaron un único acuerdo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global, que entró en vigor el 4 de noviembre de 2016.
Han pasado los años y los expertos siguen alertándonos de las consecuencias de nuestro ajetreado estilo de vida donde todo es desechable, pero recién ahora al parecer estamos vislumbrando el desastre ecológico que nos espera a futuro. De hecho, la reciente COP26 marcó —en buena hora—, el regreso de Estados Unidos a la mesa, como también la primera instancia en que se revisaría el estado de los acuerdos firmados en este histórico documento, pero aún estamos lejos de la meta.
¿Qué tiene que pasar para que nos hagamos cargo? Este año, la IPCC recalcó con su estudio lo atrasados que estamos en esta materia, y la ciencia ya nos ha reafirmado una y otra vez que estamos sobregirados y en debe con nuestro planeta, pero por algún motivo, hemos hecho oídos sordos.
Tampoco puede dejarnos indiferente que la Amazonía esté en grave peligro. De hecho, un nuevo estudio ha cuantificado la extensión de la aterradora deforestación en la selva, que ni más ni menos, equivale al área del territorio de Chile. Siendo una de las regiones más ricas de biodiversidad y una fuente imprescindible de oxígeno para el mundo, este bosque tropical que alguna vez fue un potente sumidero de dióxido de carbono, de a poco, comienza a emitir más CO2 del que es capaz de absorber.
Las empresas tenemos que ser agentes de cambio y dejar una huella positiva. Es por ello que avanzamos en nuestro compromiso medioambiental liderando un llamado a la acción en la COP26 para reconocer la importancia de la Amazonía y otros bosques como éste, propulsando nuestro propio Acuerdo sobre la Naturaleza, que justamente ofrece un alcance e importancia similares a los del Acuerdo de París. Por otro lado, co-creamos con otras instituciones afines, una plataforma online para monitorear en tiempo real, la deforestación de la Amazonia.
Hoy en un nuevo aniversario de este importante tratado, debemos tomar conciencia del impacto que implica el que no existe un planeta B. Sabemos que cuando hablamos de crisis climática, hablamos de crisis social. Pero si nuestros problemas están conectados, también lo son nuestras soluciones, adaptando nuestros modelos de negocio pensando en las personas y la naturaleza. Y para eso, debemos atrevernos a des-aprender e invertir fuertemente en la innovación verde para producir cambios exponenciales.
Ya es hora de que nos convirtamos en una sociedad consciente y –ojalá– en la generación que hizo el cambio por el bien del planeta.